MADRID 26 Dic. (OTR/PRESS) -
El deseo de terminar el año con esta papeleta resuelta ha forzado al presidente Zapatero a mantener reuniones con los presidentes de varias comunidades a quienes ha tratado de convencer uno a uno de las bondades de la fórmula que pretende aplicar, con efectos desde el primero de enero de 2009, una vez haya sido aprobada por el Consejo de Política Económica y Fiscal. Zapatero ha desarrollado conversaciones con Montilla, Chaves, Esperanza Aguirre, Pérez Touriño, Fernández Vara, Alvarez Areces, Francisco Camps... Parece evidente que todas las Comunidades mejorarán sus cuentas por virtud de la futura fórmula, tal y como Pedro Solbes ya había anunciado, y por difícil que haya sido esta "cuadratura del círculo", y este "sudoku de tercer grado", y de hacer posible que se prime, al mismo tiempo, la población y la despoblación de cada territorio, y hasta su envejecimiento o que tenga dos lenguas cooficiales. ¿Puede satisfacer al mismo tiempo a Cataluña y a Extremadura, al PSOE y al PP?
La última palabra aún no está dicha, pero sí se han pronunciado muchas y posiblemente varias de ellas desprovistas de fortuna y lucidez. Esperanza Aguirre ha roto la "oposición a ultranza" del PP, cuya secretaria general, Cospedal, -en su momento colaboradora de Aguirre, precisamente- ha continuado proclamando su oposición y la de su grupo. ¿Aguirre se dejó engañar por Zapatero, como ha sugerido la manchega Cospedal, en ausencia de un silencioso y ausente Rajoy? No todo está aún dicho, y posiblemente pasarán unos cuantos días antes de que la fórmula final, y lo que es más decisivo, las cuentas últimas, se hagan públicas, y cada cual vea lo que gana o lo que deja de ganar con la reformulación en la que han venido trabajando Zapatero, Solbes y Ocaña, esencialmente, y con "asesores" externos como Castells, desde Cataluña. No será fácil que todos digan "amén" a la propuesta que hará finalmente Zapatero, por más que tenga la habilidad de mejorar a todos y cada uno, en grado distinto. Pero sí hemos podido ver cómo argumentos válidos el fin de semana anterior, quedaban invalidados con explicaciones pormenorizadas y conversaciones personales.
Después de todo, Zapatero y Solbes llegarán a la misma conclusión que hubiera adoptado cualquier otro gobernante: decir que eso es lo que hay, y que el Estado está en una situación muy escasamente boyante como para repartir con más generosidad de lo que ya lo hace. Y que ahora, y en adelante, por el contrario, será preciso que los gobiernos autonómicos se apliquen a una gestión más exigente, más austera, más eficaz. Y con mayor responsabilidad para, incluso, tomar decisiones que pudieran suponer la adopción de impuestos "exclusivos", en las autonomías que aspiren a registrar mayores mejoras, y no sólo entrega de haberes y beneficios "a todos por igual".
JOSE CAVERO