MADRID 28 Jul. (OTR/PRESS) -
Desde Cataluña, sus políticos y sus medios de información, se viene manteniendo y calentando la tensión que suscita la futura negociación de la financiación autonómica. Ya es sabido que el Gobierno de Montilla, y particularmente su conseller de Economía y Finanzas, el profesor Castells, vienen reclamando al Gobierno central más miles de millones, unos veinte mil para todas las CCAA, de los que tres o cuatro mil millones musirían a parar a Cataluña desde las arcas estatales, para verse mínimamente felices en los repartos que pretenden imponer al resto del Estado.
Un buen ejemplo de ese "calentamiento del valor" es la principal crónica que hoy ha proporcionado la Vanguardia a sus lectores, y que señala a toda página que "la financiación de Cataluña abre el más grave conflicto con el Gobierno de España", con el añadido que señala que "una unidad política y civil sin precedentes hace irreversible la posición catalana de firmeza". El redactor de la crónica, ya notorio por otras piezas reivindicativas de parecida especie, cuenta luego que CiU apoya la firmeza del Govern y hasta el PP apuesta ya por una posición común catalana; que la patronal avalará al Govern si se planta antes de firmar un mal acuerdo, y que existe la convicción de que un mal acuerdo provocaría decadencia para una generación..., nada menos.
Según esta contundente información está ya abierto el conflicto entre Cataluña y el Gobierno de España. O lo que vendría a ser lo mismo, entre la Nación española y la Nación catalana, según aparece en la descripción del Estatut que no termina de aprobar o rectificar el Tribunal Constitucional, pero cuya decisión pudiera venir en ayuda del Estado español para situar cada cosa en su sitio. Es cierto que en vísperas de que el vicepresidente Solbes haga pública sus propuestas, los catalanes de distintas ideologías -socialistas, convergentes, republicanos, y ahora se asegura que incluso los populares- hacen piña y mantienen una posición común en reclamar más dinero para Cataluña.
Ya estaba anunciado que "los dineros" y su reparto harían viable lo que la política por sí misma impide: que todas las ideologías sean coincidentes en su reclamación al Estado, incluso contra las restantes comunidades o los restantes ciudadanos. Porque es evidente que si Cataluña obtiene tres o cuatro mil millones de euros a alguien o a unos cuantos ciudadanos les serán retraídos y restados. Los políticos catalanes tienen en su mano otra baza significativa: su negativa a apoyar los presupuestos generales del Estado de 2009. ¿Los diputados socialistas también? Es bastante improbable que así fuera, pero "la pela es la pela", y "el impulso nacionalista" forzaría a la mismísima Chacón a tenerse que decidir por uno de sus dos amores: ¿Montilla o Zapatero?
Por si fuera poco, a esa "unidad tope" de políticos y fuerzas patronales catalanes, se une la otra "impía alianza", la de Cataluña y Valencia contra lo que sostiene Madrid. Los favorecidos por la abundancia contra todos los demás...
José Cavero.