Actualizado 07/02/2008 01:00

José Cavero.- Obispos, economía, Pujol, homófobos...

MADRID 7 Feb. (OTR/PRESS) -

Tras la intervención de unos cuantos obispos, estimulados por las críticas socialistas a su nota episcopal, parece haber cerrado el turno de intervenciones el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Blázquez, que ha estado, a un tiempo, firme y con la mano tendida: No nos arrepentimos de lo que hemos escrito, pero el Evangelio no se identifica con ningún proyecto político, y pido que desaparezca la tensión y vuelva la calma.

A su vez el cardenal Amigo ha indicado que si la Iglesia habla, ha de estar dispuesta a aceptar las críticas... Y paralelamente a las palabras de distensión de monseñor Blázquez y monseñor Amigo, ha hablado el administrador de la Iglesia Católica, Fernando Giménez Barriocanal, que estima que los servicios que la Iglesia católica española realiza ahorra al Estado 30.000 millones de euros, y sostiene y argumenta que los beneficios sociales de su actividad justifican la colaboración estatal con la institución...

De modo que cambia el escenario, y las quejas y planteamientos episcopales dejan lugar a los datos, muy a menudo tenebrosos, de la marcha económica. Nuestra economía está sólida, ha reiterado el Gobierno, pero está siendo agitada severamente por índices nada tranquilizadores: el paro, la bolsa, la producción industrial, los precios, la confianza de los españoles... Todo ello está proporcionando argumentos a los opositores de Rajoy, aunque el protagonismo que tiene en la campaña Pizarro, el teórico 'gurú económico' del PP, es mínimo.

Rajoy insiste en su 'enmienda a la totalidad', con denuncias contundentes contra la legislatura concluida, que define como cuatro años de política del oportunismo, del engaño, de desaciertos. Hasta el punto de que Rajoy concluye que hay un motivo para creer: La necesidad inexcusable de que Zapatero deje de ser presidente del Gobierno. O lo que es lo mismo, que Rajoy sea el siguiente inquilino de La Moncloa. No lo tiene fácil: a la permanente y muy ácida pelea de Gallardón y Aguirre se le ha sumado la pelea del trasvase entre aragoneses y valencianos, y el rechazo de los convergentes para una eventual colaboración en un eventual gobierno.

Jordi Pujol participa hoy en la campaña con una frase que no podrá pasar inadvertida en su propia coalición, CiU, ni en su candidato Durán: Opino, dice Pujol, que CiU no debe ni puede pactar con el PP porque ha fomentado campañas de calumnia y ha creado un ambiente de gran hostilidad y animadversión contra Cataluña...

Todavía un inconveniente más en las candidaturas del PP, la aparición en las listas de candidatos por Albacete de un tal Dimas Cuevas, calificado de notable homófobo, a quien se atribuye la 'fabulosa frase': "las bodas de lesbianas tendrán que incluir variedades de tortillas". Qué talento, y qué favor hace a su partido, el PP, su presencia en las listas de candidatos...

José Cavero

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