MADRID 28 Abr. (OTR/PRESS) -
Más de un ciudadano ha expresado, primero, sus dudas de que en nuestros días pudieran producirse casos de piratería como el que acaba de padecer. Durante toda una semana, el 'Playa de Bakio' y sus 26 tripulantes. Luego, han sido también numerosos lo que han expresado su sorpresa porque no hubiera existido ninguna protección oficial de fragatas españolas que pudieran afrontar situaciones de esta naturaleza en ese punto concreto del Globo. Y finalmente, tampoco han faltado quienes relacionarán y reprocharán al gobierno esa indefensión de sus conciudadanos en el esfuerzo pesquero con una escasa, y acaso decreciente influencia de España en el mundo...
Por fortuna, ya se puede celebrar que el episodio haya terminado felizmente, con la liberación de los tripulantes y de su barco pesquero "en la costa sin ley de Somalia". Los pescadores han relatado el miedo que en todo momento padecieron, sometidos a las amenazas de los piratas somalíes. Es evidente que no en todas las naciones del Globo reina la paz y ni siquiera el respeto al orden internacional y las leyes "del mundo". Bastará recordar la suerte -el gravísimo infortunio- que padecen quienes se aventuran a adentrarse, temerariamente, en las áreas de Colombia, Venezuela y Ecuador que controlan las FARC. Pasan años y lustros y la situación de cientos de prisioneros de aquellos 'insurrectos' no se mejora, ni por la actuación de los correspondientes gobiernos ni tampoco por la de potencias de primer orden, como los Estados Unidos, que se ven impotentes ante esos desalmados con armas y munición.
¿Pudo haber hecho algo más el Departamento de Moratinos y el Gobierno de Zapatero? Siempre cabe la posibilidad de hacer más, naturalmente. En materia preventiva, con alguna fragata que vigilara zonas de pesca de marineros españoles. Pero, por fortuna, nuestros pescadores trabajan en medio punto, y no parece que sea cuestión de tener cada pesquero vigilado por una flota protectora. Eso sí, apenas se produjo el secuestro, las autoridades españolas se apresuraron a ejercer las presiones internacionales propias, o de países vecinos o amigos, -Moratinos ha agradecido las gestiones y presiones ejercidas tanto por Estados Unidos como por Francia, después de que nuestro propio embajador en Kenia, trasladado a Mogadiscio, hubiera sido amenazado y tuviera que reclamar la 'asistencia' de cuatro geos-, para terminar cuanto antes con esta vergüenza de nuestro tiempo. Pero, como todo es global, tampoco habrá podido sorprender demasiado que esos piratas hubieran delegado en abogados británicos la negociación y el cobro de los rescates reclamados al atunero de Bermeo, en este caso, 1,2 millones de dólares. "Cuando los bancos comprueban el ingreso, se lo dicen al jefe de los piratas... y la detención concluye", relata un cronista, que también explica que los secuestradores ya no parten de tierra, sino de modernos barcos nodriza... La Somalia de nuestros días no parece que sea ejemplo de Estado responsable a imitar, y esa clase de piratas parecen tener bastante relación con un país que proporciona toda suerte de facilidades a piratas y otros maleantes.
Por fortuna, la aventura de piratas esta vez concluyó bien para los tripulantes y para el atunero. En cuanto al patrón, ya contará su parte de la historia... Y en adelante buscará caladeros de menor riesgo.
José Cavero