MADRID 11 Ene. (OTR/PRESS) -
Convendrá no olvidar el nombre de estos dos elementos, que destruyeron con un coche bomba la Terminal 4 de Barajas y que pretendían cometer otro atentado parecido en el centro financiero de Madrid, en Azca, con otro coche bomba que pudo haber tenido efectos inimaginables, pero en todo caso, pavorosos.
Igor Portu y MartÍn Sarasola, junto con el otro etarra huido, son 'los angelitos' sobre cuya integridad física se preocuparon algunos elementos nacionalistas, y en particular EA, ANV, PCTV... que expresaron sus sospechas de que los etarras fueron torturados para que proporcionaran información sobre la banda y sus 'tareas'. Parece que no hubo necesidad de practicar violencia, y que los etarras "cantaron" sin problemas sobre sus fechorías, las practicadas y las que planeaban.
Por todo lo cual, quedan sin efecto las sospechas sobre la actuación de la Guardia Civil, y también otras cuantas dudas que aún permanecían vivas sobre las negociaciones con ETA: Resulta que ETA ordenó el atentado contra la terminal de Barajas mientras aceptaba negociar con el Gobierno. La dirección de la banda terrorista dio esa orden de producir un atentado en junio de 2006, precisamente el mes en el que el presidente Zapatero comunicaba al Congreso que autorizaba emprender negociaciones con la banda.
La banda, tras la decisión adoptada por su cúpula, trasladó la orden de cometer el atentado a un comando dependiente de 'Txeroki', jefe de la organización que fue quien procuró el coche bomba a los terroristas. Igor Portu, Martín Sarasola y el tercer terrorista, el huido, Mikel San Sebastián, recibieron el encargo y lo llevaron a cabo con el éxito que todos conocemos y lamentamos: la destrucción del parking de la terminal de Barajas y la muerte, bajo sus escombros, de dos ciudadanos ecuatorianos, que dormían en sus propios vehículos mientras esperaban la llegada de un avión.
Y tras apuntarse aquel tanto, ahora se proponían perpetrar otra acción similar, no menos ruidosa y probablemente criminal. De modo que el atentado de la T-4, la terminal de Barajas, finalmente, tiene autores conocidos, y existe el relato sobre cómo se tramó y realizó. Lo han contado estos dos etarras detenidos el pasado día de Reyes, que "han cantado" de plano a la Guardia Civil que los detuvo, según relató el ministro Pérez Rubalcaba.
Con estas revelaciones y relatos, el propio Rubalcaba resuelve unos cuantos asuntos pendientes: Descarta cualquiera clase de torturas, porque la niega el propio afectado. Revela la autoría concreta del muy importante, por su trascendencia, atentado contra Barajas, y satisface la curiosidad sobre cómo actuó la banda en el momento mismo en el que se supone que la dirección de ETA trataba de pactar con el Gobierno el final dialogado de su actividad de cuarenta años de crímenes terroristas. Por cierto, el atentado que ETA proyectaba y tenía ya planificado con detalle para Madrid para dentro de unas pocas semanas, no es improbable que hubiera tenido alguna influencia en los resultados electorales del 9 de marzo. Después del atentado de los islamistas fanáticos de hace cuatro años, la banda ETA quería repetir la jugada y 'participar' a su modo, en los comicios y, eventualmente, en sus resultados.
José Cavero