Actualizado 07/09/2010 14:00

José Cavero.- Rodiezmo, devaluado.

MADRID 7 Sep. (OTR/PRESS) -

No es improbable que cuando los convocantes de la fiesta minera-sindicalista de Rodiezmo hagan un análisis final de la convocatoria y el desarrollo de los actos lleguen a la conclusión de que, en esta ocasión, el festejo resultó deslucido. Por varias causas. Primera, por la ausencia forzada de Zapatero. Forzada porque Cándido Méndez se declaró incompatible con la presencia del presidente y forzó al jefe del Gobierno a quedarse en la Moncloa. Por fortuna, la celebración de la fiesta minera se produjo coincidiendo con un anuncio espectacular que, al mediodía de este domingo, hacía la banda terrorista ETA, su tregua o alto el fuego con carácter indefinido. También esa noticia pudo haber rebajado sustancialmente la atención que Rodiezmo suscitaba de antemano. En tercer lugar, el hecho de que Rodiezmo pretendía ser utilizada como una fecha para la convocatoria definitiva de la huelga general anunciada para final de mes.

Ese propósito planteado por Méndez también resultó fallido. Primero, por causa de los datos de la encuesta de El País, que reflejan que hay muy escaso entusiasmo por recurrir a la huelga. También, por la insuficiente argumentación que expuso el propio Méndez. En todo caso, los cronistas del acto han relatado que muchos de los asistentes a los festejos mostraron su deseo abiertamente contrario a la convocatoria de la huelga. "No la hagáis, no la hagáis", fue un grito repetido por muchos asistentes.

Habría que empezar a pensar si la fiesta de Rodiezmo no ha perdido esta vez, y acaso de manera definitiva, su carácter reivindicativo, y si no sobran todos los dirigentes sindicales y sindicalistas y sus emblemas y eslóganes. Tampoco estará de más que las centrales sindicales revisen sus propósitos, porque la convocatoria de la huelga pudiera resultar un fiasco y un fracaso, con notable repercusión para las propias fuerzas sindicales, que están en el origen de lo que denuncian: la reforma laboral impulsada por el Gobierno sólo existe forzada por la inoperencia e impotencia de los propios sindicalistas por llegar a un mínimo entendimiento entre los negociadores de la mesa del diálogo social. La huelga del 29-S pudiera repetir el fracaso de la huelga de funcionarios, y vendría a significar también la debilidad y falta de empuje de los sindicalistas y sus centrales.

La crisis ha venido a demostrar que los sindicalistas, que han tenido todas las posibilidades de intervenir y buscar soluciones, han resultado interlocutores inhábiles e incompetentes, de quienes se pudo esperar todo y no se logró nada. Y que, a fin de cuentas, tratan de culpabilizar al Gobierno de sus propias incompetencias. También ha quedado en evidencia que Cándido Méndez se ve arrastrado por el liderazgo de Fernández Toxo, que es quien ejerce el mando y aporta las iniciativas. ¿No habrá llegado el momento para el relevo del veterano sindicalista de UGT? O la fusión de las dos centrales, entre las que no parece que exista ya la menor diferencia de criterios ni de propósitos. Desde luego, en la presente crisis no se les ha visto la menor influencia.

Sólo Alfonso Guerra mantuvo el interés por razón de las maldades que suele emplear en sus intervenciones públicas. Esta vez no escaparon de sus ataques y chanzas ni Rajoy ni Camps. Al primero, le llamó haragán, indolente, holgazán y perezoso. Y al segundo, robatrajes, robarelojes, robacoches y robabolsos. Por lo menos, entretuvo a los "romeros" de la localidad leonesa, en una edición difícil por el veto de Méndez al secretario general del PSOE y presidente del Gobierno...

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