MADRID 12 Dic. (OTR/PRESS) -
Este final de legislatura se viene demostrando "de infarto". Un día la ministra de Fomento, Magdalena Alvarez, se salva de la recusación de la Cámara Baja por un par de votos, y otro día el Senado o Cámara Alta rechaza el proyecto de presupuestos, y lo fuerza a regresar al Congreso para obtener una nueva votación favorable, pero esta vez aún más difícil: sin permitir que se enmienden... Al mismo tiempo, y en este mismo lunes diez de diciembre, la misma Cámara Alta daba su aprobación, primero, a la Ley del Cine, sin un solo voto contrario, y posteriormente, a al Ley de Memoria Histórica, aprobada también "por los pelos".
Pero ciñámonos a los Presupuestos "de Solbes" y del Gobierno, que se ven nuevamente en severos aprietos. Algún diario que relata junto con la complicación que una mayoría de senadores plantea tendrá solución probable en otra votación apretada en la que nuevamente podrán ser definitivos los apoyos que los llamados tránsfugas, a saber, el expopular Joaquín Calomarde, y el ex coaligado canario Román Rodríguez, ambos refugiados ahora en el grupo Mixto. Por cierto, que Calomarde escribía ayer mismo un artículo en 'El País' en el que rebatía algunas grandes afirmaciones que su partido, el PP, mantuvo en la legislatura que concluye: España no se ha roto, ha juzgado el 11-M, y ha recuperado su papel en Europa y en el mundo. Creo manifiestamente en el porvenir de España y de los españoles", proclama.
Pues bien, es probable, en efecto, que deban movilizarse todos los efectivos propios del PSOE, de sus "amigos", y algunas ayudas más para que, finalmente, estos presupuestos tan debatidos, tan electoralistas, que parecía que satisfacían a cada uno de los partidos políticos con partidas negociadas expresamente -con PVN, con CiU, con ERC, con BNG...- lleguen al Boletín Oficial del Estado antes de que termine el año, como la ley exige. ¿Qué ha fallado? Evidentemente, el clima electoral en el que nos encontramos complica mucho las cosas, como ya se vio en la tramitación del Congreso. Incluso la votación de Magdalena Álvarez modificó algunos renglones del gasto, para satisfacer y complacer el apoyo de PNV y de BNG. Esta vez el obstáculo ha sido la ley de Vivienda de la ministra Carme Chacón, que ha chocado con el nacionalismo de CiU y de ERC, que ni siquiera se han visto complacidos con unas cuentas que prevén 4.300 millones para Cataluña. Ambos grupos parlamentarios alegan que la ley irrumpe en competencias de las autonomías. Pero el veto al presupuesto de Vivienda a efectos de tramitación, tiene las mismas consecuencias y efectos que un veto total, de modo que el proyecto vuelve sin tocar una coma al Congreso, que sólo podrá levantar el veto con una mayoría absoluta. No habrá dificultad si se mantiene el exiguo apoyo con el que el presupuesto se aprobó en su primer trámite, antes de remitirlo al Senado.
Pero Solbes podría estar "al borde de un ataque de nervios"...
JOSÉ CAVERO