Actualizado 07/07/2010 14:00

José Cavero.- Las tres reformas pendientes.

MADRID 7 Jul. (OTR/PRESS) -

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha reclamado consenso para sacar adelante las tres grandes reformas aún pendientes: primero, la reforma laboral, ya en tramitación como proyecto de ley, y cuyo plazo de enmienda termina el próximo día 21. De entrada, el PP se propone enmendar casi la totalidad de esa reforma laboral, según ha anunciado. En segundo lugar, la también ya muy avanzada reestructuración bancaria y reforzamiento de los recursos públicos de las entidades de crédito. Se han producido grandes avances, así como en la reestructuración de las cajas de ahorros. Por último, y como tercera reforma pendiente, la de las pensiones, que debe tramitarse y ya ha comenzado a debatirse en el seno del Pacto de Toledo. Para esta última, el jefe del Gobierno pedirá un acuerdo amplio porque se trata de un proyecto que se aspira que dure muchos años y dé solidez al sistema de pensiones durante, también, varias décadas más.

Es seguro que estas tres reformas serán objeto de atención en la próxima sesión del debate sobre el estado de la Nación, que debe desarrollarse la semana que viene como última actuación política de la temporada, antes de iniciar la temporada de vacaciones. Por supuesto, tanto Zapatero como Rajoy aspiran a "ganar" ese debate, como ha sucedido en debates anteriores. En esta ocasión, el dirigente opositor llega con la ventaja de las encuestas, que otorgan una victoria, en este instante, a su partido, y con una segunda ventaja, disponer de un programa de actuación económica para el supuesto de recibir el encargo de gobernar. También parece reforzado el PP por la sentencia del TC sobre el Estatut catalán, de la que el PP cree que "será más favorable a su recurso de lo que se ha dicho hasta hora". Pero, precisamente, desde esas ventajas "a priori", Rajoy sabe que tendrá ante sí a un orador experimentado y que se crece en la adversidad, como se ha comprobado cada miércoles en los debates de control del Ejecutivo. Caben otras reformas, como los pactos en materia energética o la ley electoral, pero no parece que, tal y como estén las cosas, el PP esté abierto a dar ninguna clase de tregua al Gobierno.

De hecho, a una semana de ese debate de final de curso, Zapatero y Rajoy ya se enzarzaron, por separado, en acusaciones que permiten augurar un encuentro de gran tensión en el hemiciclo. Parece que los datos del paro conocidos en los últimos meses será un argumento que Zapatero empleará a su favor, y como demostración de que empiezan a comprobarse unos buenos efectos tras la recesión y la crisis. Por su parte, Rajoy ha insistido en la supuesta frivolidad de su adversario político, frente a su propio sentido de Estado. Un sentido de Estado que, sin embargo, no impide a Rajoy a seguir negándose a dar su apoyo a los planteamientos que hace el Gobierno para acelerar, consensuadamente, la salida de la crisis. Se cree, precisamente, que el presidente encauzará alguna de las tres reformas pendientes y anunciadas para buscar aliados parlamentarios con los que superar la siguiente gran prueba, apenas terminen las vacaciones estivales: los Presupuestos Generales del Estado. De entrada, ya cuenta con la resistencia o negativa del PP, que se niega a dar su apoyo al texto de gasto aprobado por el Gobierno, por parecerle insuficiente el recorte de gasto que contempla. El debate sobre el estado de la Nación podría proporcionarle, precisamente, esos aliados parlamentarios de los que está tan escaso. ¿CiU, PNV, CC, BNG, IU-ICV? Será preciso estar atento a los guiños que haga el presidente en su intervención.

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