Actualizado 08/07/2010 14:00

José Cavero.- Zaplana y Camps pelean de nuevo.

MADRID 8 Jul. (OTR/PRESS) -

Nos relata hoy el periódico en la red El Confidencial que la Dirección Nacional del Partido Popular teme que la detención durante varias horas del presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll, último reducto del zaplanismo en el Partido Popular de la Comunidad Valenciana, degenere en un nuevo episodio fratricida entre barones del PP valenciano. El entorno de Rajoy espera que este asunto no desencadene una nueva noche de cuchillos largos entre los seguidores de Francisco Camps y los últimos fieles a Zaplana. Un enfrentamiento que, si se desata otra vez, puede acabar con consecuencias muy funestas también para el propio presidente de la Generalitat. "Esto al partido no le beneficia en nada, porque si Ripoll cae, se lleva a Camps de la mano", explica uno de los colaboradores del presidente de la Comunidad Valenciana con cargo orgánico en el partido.

Y es que, sea cual sea el futuro judicial de Ripoll, el estallido de un nuevo caso de corrupción en las filas del PPCV vuelve a poner contra las cuerdas al propio Camps, incapaz de poner orden en su partido y obsesionado con su defensa judicial por el caso de los trajes y la financiación irregular del PP valenciano, que está pendiente de ser reabierto próximamente por el TSJCV. "Otra cosa es que a nivel personal, algunos puedan alegrarse de lo que le está pasando a Ripoll, pero no creo que se trate de una venganza interna", añade la citada fuente. Y es que a nadie se le escapa la rivalidad personal que mantienen Camps y Ripoll, y que ha llevado al segundo a ausentarse de cualquier reunión de apoyo al presidente valenciano.

De momento, la puesta en libertad sin cargos del presidente de la Diputación de Alicante hace pensar que, a la espera de nuevas noticias o actuaciones judiciales, las aguas permanecerán tranquilas. Y es que los estrechos vínculos de Ripoll con el ex presidente Eduardo Zaplana, según recuerda El Confidencial, llevaron, en su día, a que la dirección regional del partido intentase apartarlo sin éxito de la presidencia del PP alicantino, su auténtico bastión y centro de poder. Una guerra interna en la que el sector fiel a Camps nunca ha conseguido lograr sus objetivos y que ha generado múltiples situaciones de tensión. De hecho, durante los últimos meses, ha sido el propio Ripoll quien más ha cuestionado la continuidad de Francisco Camps como presidente de la Generalitat por su implicación en el Caso Gürtel.

Ripoll no ha querido asistir a ninguna de los actos en los que el líder valenciano ha intentado lavarse la cara ante los casos de corrupción que le salpican. Llegó a denunciar incluso "amenazas" en el Comité Ejecutivo Regional del partido por su postura contraria a las "soluciones malas" propuestas por Camps para reestructurar el partido tras el cese de Ricardo Costa. De manera que el equilibrio de fuerzas que hasta el momento se ha mantenido a duras penas podría saltar por los aires si los hombres de Camps, hartos de aguantar los desplantes de Ripoll y su gente, intentan utilizar esta situación para hacerse con el PP alicantino. Una situación muy complicada dado el férreo control con el que Ripoll maneja su nicho de poder. "Alguno podría tener la tentación de aprovechar lo de Alicante para quitarse de en medio a unos cuantos y poner a los nuestros, pero Ripoll controla orgánicamente el PP de Alicante de arriba abajo", aseguran desde el PPCV.

Y en caso de que Ripoll se viera forzado a dejar su cargo por su eventual participación en otro caso de corrupción, las riendas del PP de Alicante pasarían a estar en manos de la actual alcaldesa de Orihuela, Mónica Lorente, su mano derecha en el partido. Mujer con responsabilidad orgánica interna, ocupa la secretaría general del PP de Alicante y es también vicepresidenta y portavoz de la Diputación de Alicante, además de diputada autonómica en las Cortes valencianas. "Mónica Lorente hará lo que Ripoll diga, esté donde esté", aseguran las mismas fuentes, quienes avisan que no hay que perderla de vista.

Termina considerando El Confidencial que a los negros nubarrones judiciales que se ciernen sobre Francisco Camps y varios de sus más altos cargos se unen también los que atraviesa el poderoso presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, de baja por enfermedad. Sea como fuere, la probable implicación de Ripoll en el caso investigado acelera el fin de una era en el Partido Popular de la Comunidad Valenciana. Desde hace meses, las quinielas arrojan numerosos nombres como posibles candidatos a suceder al jefe del Consell. Y nadie descarta que si la situación sigue empeorando cuando ya todo el mundo pensaba que se había tocado fondo, no quede más remedio que acudir a la incombustible Rita Barberá, apuesta segura y cabeza de cartel deseada por la mayoría de los afiliados, aunque ella, de momento, se resiste a dejar la política local.

Como se ve, la política popular y valenciana sigue aportando abundante material al que prestar atención preferente.

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