José Luis Gómez.- A vueltas con España.- Aznar y el tráfico

MADRID 6 May. (OTR/PRESS) -

El ex presidente del Gobierno José María Aznar no ha estado precisamente afortunado ni brillante a la hora de valorar la política de tráfico tras una comida para exaltar los buenos vinos castellanos, y máxime cuando se contradijo, ya que bajo su mandato se rebajó el límite de la tasa de alcohol permitida y se agravaron las penas previstas en el Código Penal para la conducción etílica. Además, Aznar mezcló conceptos como el derecho a limitar la velocidad y el nivel de ingesta alcohólica.

Dicho todo ello, tampoco debería eludirse el debate de fondo que requiere el tráfico en España, ni considerarse dogmas de fe cuestiones como la limitación de velocidad, ya que países no menos serios que España -véase lo que pasa en las autopistas alemanas- aplican criterios distintos, más tolerantes con los conductores.

El afán del legislador español por reglamentarlo todo, cargando la responsabilidad sobre la gente, sin acompañar ciertas medidas de mejoras en las infraestructuras y en la educación vial, no es precisamente ningún paradigma. Dicho de otro modo: no sólo Aznar se equivoca en materia de tráfico, aunque él lo haga de una manera políticamente incorrecta y otros disfracen su ineficacia con medidas paternalistas y recaudatorias. Cuando en España se le enseñe a la gente a conducir bien, se le exija un cuidado exquisito de los automóviles, se eliminen los puntos negros, se señalicen bien las vías, se adapte el tope de velocidad al medio y muchas otras cosas que todos sabemos que hay que hacer, habremos avanzado realmente en materia de tráfico. Mientras, podemos echarle la culpa a Aznar y escandalizarnos ante sus palabras, pero nos estaremos equivocando, ya que el grave problema del tráfico en España no es el desafortunado ex presidente.