Actualizado 27/10/2008 01:00

José Luis Gómez.- A vueltas con España.- Los cuatro problemas

MADRID 27 Oct. (OTR/PRESS) -

Cualquier niño sabe en Cataluña, en Euskadi o en Galicia que esas comunidades no son exactamente regiones, sino nacionalidades. Naciones, si prescindimos de los eufemismos. La Constitución española también lo sabe, aunque no lo precisa explícitamente, porque las autonomías, aunque algunos no lo recuerdan, no existían cuando se redactó la Constitución de 1978. Se hizo para que existieran, pero no existían. No es éste, sin duda, el análisis más conocido de Pasqual Maragall, ex presidente de la Generalitat de Cataluña, pero sí probablemente uno de los que mejor resumen una situación que a todos nos cuesta tanto explicar.

Como suele decir Manuel Fraga, de los cuatro problemas "gordos" que tenía España hace un siglo, queda uno por resolver, el territorial. Los otros tres están encauzados: uno es la forma de Estado, ya que la Monarquía no está en discusión; otro es la religión, que fue un problema tremendo, como se vio en las guerras carlistas, también en la Guerra Civil del 36, y el tercero es el modelo económico y social, compartido, con matices, por gobiernos socialdemócratas y liberales, incluso ahora que hay crisis del propio sistema. Queda, pues, el cuarto problema: el territorial, aunque, claro, como apunta también Fraga, "habernos quitado tres, tampoco está mal..."

Quizá todo es cuestión de tiempo y, si todo sale bien, España tendrá en los próximos años una Constitución reformada, capaz de dar personalidad al Senado como cámara territorial y de ensanchar el campo de juego de las autonomías, algunas de las cuales, como Cataluña, Euskadi y Galicia, elevarán sus niveles de autogobierno, de por sí ya superiores a los de otras comunidades. Y si con ello se encauza la situación de Euskadi o, cuando menos, se garantiza otro cuarto de siglo de convivencia, y se consigue que Cataluña esté a gusto, habrá culminado la segunda transición. Pero no será fácil lo segundo y lo primero se intuye aún más complicado. Dicen que el tiempo lo arregla todo y, visto el análisis de Fraga, da la impresión de que puede tener razón.

José Luis Gómez.

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