MADRID 11 Nov. (OTR/PRESS) -
Los socialistas están jugando con fuego. Justo allí donde el PSOE va a despejar gran parte del resultado de las elecciones generales de marzo, están creando un lío que si no saben desmontarlo a tiempo puede traerle muchos problemas al presidente Rodríguez Zapatero. La cosa es bien sencilla: el presidente de la Generalitat y líder del PSC está harto de los juegos de ZP, y éste pretende arreglarlo todo diciéndole a su ex ministro José Montilla que haga pedagogía en lugar de victimismo.
El problema no está solo en los recientes trastornos del transporte y en el retraso del AVE. Estos sucesos, aun siendo impropios de un país avanzando como España, son más bien la gota que ha llenado el vaso. ZP encandiló a los socialistas catalanes cuando en el Palau dijo aquello de que defendería en Madrid el estatuto aprobado en Barcelona. Él quizá lo prometió arrastrado por su buenismo aparente o por quedar bien, pero en cuanto fue presidente del Gobierno tropezó con la cruda realidad de no poder cumplir su palabra, hasta el punto de llevarse por delante a Pasqual Maragall, quien entonces le había acogido con los brazos abiertos.
El Estatut salió adelante malherido, sin contentar realmente a nadie, y quizá por eso mismo los socialistas catalanes le pararon los pies a ZP, al no aceptar sus componendas con Artur Mas. Fue en ese momento cuando apostaron por Montilla como presidente, en contra de los deseos de ZP de devolver Cataluña a CiU, pensando en sus intereses en Madrid. En el PSOE les cuesta entender que el PSC es un partido federado y que no es la primera vez que se plantea su ruptura con Ferraz, del mismo modo que también hubo intentos de resucitar las siglas del PSOE en tierras catalanas. La verdad es que Zapatero no ha hecho sus deberes en Cataluña ni ha quedado bien en el resto de España. José Montilla sabe lo que dice cuando habla del desapego catalán, real como la vida misma. A menudo en Madrid piensan que el problema es Euskadi pero el problema real es Cataluña. Si niegan el problema, mal podrán resolverlo.
José Luis Gómez