Publicado 28/11/2013 12:00

Escaño Cero.- El dilema

MADRID, 28 Nov. (OTR/PRESS) -

Cándido Méndez no puede continuar poniéndose de perfil en el asunto de las acusaciones de malversación de fondos públicos y de fraude en relación con los ERES y los fondos de formación en Andalucía.

Hasta ahora el máximo responsable de UGT se ha conformado con decir que esas acusaciones son parte de una campaña de la derecha con el fin de desprestigiar a los sindicatos. No diré que desde las filas conservadoras no haya quien quiera aprovechar el escándalo andaluz para arremeter contra UGT y de paso contra los sindicatos, pero más allá de estas intenciones lo cierto es que Méndez tiene que dar un paso al frente y aclarar de una vez por todas que ha pasado en Andalucía y si las denuncias sobre presuntos comportamientos fraudulentos y de malversación de fondos públicos son o no verdad, y si lo son actuar en consecuencia.

No basta con decir que UGT está muy descentralizada y que ha pedido a sus compañeros andaluces que den un paso al frente explicando si ha habido o no irregularidades. Y tampoco basta con decir que quienes atacan a UGT lo que intentan es tapar el caso Bárcenas.

En mi opinión Cándido Méndez ha dejado que se pudra este asunto y ahora huele mal por todas partes. Y lo peor es que el escándalo de UGT en Andalucía está suponiendo un golpe para la imagen de los sindicatos.

Es evidente que en filas de la derecha los sindicatos molestan y que hacen lo imposible por debilitarles pero el problema es que encuentran terreno abonado para su labor de desprestigio.

Lo primero que tiene que hacer Cándido Méndez es poner orden, y limpiar si fuera preciso, la UGT de Andalucía, porque solo así será fuerte UGT y podrá realizar su labor de defensa de los trabajadores sin que nadie les pueda sacar los colores.

Claro que al PP le viene bien el caso de los ERES en Andalucía porque les permite decir eso de "y tu más" lo que para ellos es un alivio habida cuenta del caso Bárcenas. Pero la cuestión no es lo que haga o diga el PP. La cuestión es que UGT tiene la obligación de ser transparente y erradicar tajantemente aquellos comportamientos que debilitan al sindicato y por supuesto poner de patitas en la calle a aquellos sindicalistas que hayan incurrido en comportamientos como los que se vienen informando en los medios de comunicación.

Ese es el reto al que se tiene que enfrentar Cándido Méndez porque si no lo hace estará contribuyendo al desprestigio de UGT. Y no le queda demasiado tiempo para tomar decisiones.

Lo peor que puede pasar en estos momentos es que por comportamientos inadecuados o fraudulentos de algunos responsables sindicales, los ciudadanos, los trabajadores pierdan la confianza en los sindicatos.

Los sindicatos son hoy más necesarios que nunca por eso Cándido Méndez tiene que limpiar cuanto antes el nombre de UGT, tiene que dejar de esconder la cabeza bajo el ala, defendiéndose escudándose en que la derecha quiere desprestigiar a los sindicatos. Es evidente, pero también lo es que algo huele a podrido en el asunto de los ERES y del manejo de los fondos que deberían de haberse dedicado a la formación, de manera que menos excusas y más coger el toro por los cuernos y limpiar su organización.