MADRID 29 May. (OTR/PRESS) -
Hace unos años, no muchos, en el PP se ponían en posición de firmes cada vez que hablaba José Mª Aznar. Era su jefe, y en el PP habían interiorizado que "el jefe siempre tiene la razón", de manera que era difícil que nadie se atreviera a expresar la más leve critica u opinión contraria a cuanto hacía o decía el entonces presidente de Gobierno.
Yo no sé si le tenían miedo, pero si no era así, lo parecía. Recuerdo que cuando Aznar decidió meter a España en la guerra de Irak, algunos diputados del PP se lamentaban en privado asegurando que era un grave error. Naturalmente el día en que en el Parlamento se voto la intervención todos votaron como un solo hombre.
Aznar ejerció el poder sin más cortapisas que las que él se quiso poner porque la realidad es que en su partido nadie se atrevió nunca a llevarle la contraria. Pero no solo eso, en realidad en su partido le hacían "la pelota" de forma descarada. Los populares parecían entrar en éxtasis cada vez que José Mª Aznar hablaba.
Hoy, los mismos que entonces le hacían la "ola", los que mostraban una actitud genuflexa ante el que era su líder, ahora le critican y se ponen "gallitos" a la hora de enjuiciar al ex presidente. Si, los mismos que le hacían la "pelota" han sido los primeros en salir prestos a criticar las recientes declaraciones de Aznar en las que éste, haciendo un alarde de soberbia, ha dejado ver con poca sutileza que no le gusta como está gobernando Mariano Rajoy y que él haría las cosas de otra manera, y es más, que lo mismo un día de éstos decide regresar a primera línea de la política.
Ahora los que antes eran "aznaristas" son marianistas" y profesan el mismo fervor al hoy presidente de Gobierno que antaño manifestaron por Aznar. En realidad ha sido muy interesante como experimento sociológico ver todo el espectáculo que ha organizado éstos días respecto a la irrupción de Aznar. La lección es clara: la atracción por el poder y como mucha gente se vuelve no solo a criticar sino que se coloca de felpudo ante quienes mandan.
No crean que el espectáculo que estamos viendo en el PP es exclusivo de éste partido. Sucede lo mismo en el resto de los partidos cuando cambian de líder. Mientras el líder manda lo es todo el día que hace mutis por el foro los mismos que le halagaban le crucifican.
Quizá esto debería de ser una lección para quienes temporalmente ostentan el poder.
Deberían de relativizar precisamente el poder que tienen en las manos y poner distancia con los aduladores, con quienes les ríen las gracias, con quienes les dicen que tienen la razón, con quienes no se atreven a contrariarles. Porque hoy mandan peor mañana dejaran de mandar y los mismos que ahora les aplauden con fervor se convertirán en defensores acérrimos del sucesor y denostaran el pasado. Así de efímero es el poder, y así de leves las lealtades de quienes se arremolinan en torno a los poderosos.