¿Dónde estaba el día en que cayó el Muro de Berlín? Hay fechas que uno nunca puede olvidar, que recuerda exactamente dónde y con quién estaba, qué estaba haciendo, incluso qué pensaba, y aquel 9 de noviembre de veinte años atrás es uno de esos días que cada uno de nosotros guarda en el recuerdo para siempre.
Parecía que a partir de entonces el mundo sería mejor. Un mundo sin muros.
Pero ¿es mejor el mundo hoy que hace veinte años? La respuesta es que no, no es igual, desde luego, es diferente, pero tampoco es mejor. Bueno, es mejor para los millones de personas que vivían detrás del Muro, aplastados por la bota soviética. Al menos esos millones de personas ahora viven en libertad, son dueñas de si mismas. En eso sí que el mundo es mejor. Pero frente a esa libertad recuperada por millones de seres humanos, hay otros millones de seres humanos en otros lugares del planeta que no conocen la libertad sino que viven en condiciones míseras. Millones de personas sin futuro, sin esperanza.
Me quedo con ese brindis de Hillary Clinton pidiendo que entre todos seamos capaces de derrumbar todos los "muros" que existen en el mundo. Porque desgraciadamente aún hay muchos muros en pie.
Si hay que derrumbar muchos muros, les sugiero unos cuantos: El "muro" de la intolerancia y del fanatismo ya sea político o religioso. El "muro" de la miseria que separa a los países ricos de los países pobres. El "muro" de la insolidaridad incluso ente los ciudadanos de los países ricos, insolidaridad entre quienes más tienen respecto con quién tienen menos. El "muro" de las trabas legales para impedir que quienes quieren llegar al Primer Mundo no lo consigan. El "muro" de la codicia de quienes explotan los recursos de los países del Tercer Mundo. El "muro" de los especuladores. "El "muro" de quienes utilizan la violencia como único recurso.
Si, quedan muchos muros por derrumbar. Aunque hoy nos congratulemos por la caída de aquél Muro que dividía Europa en dos.
Felicidades Berlín.
Julia Navarro