Publicado 27/03/2014 12:00

Escaño Cero.- Sin sorpresas

MADRID 27 Mar. (OTR/PRESS) -

La novedad sobre la resolución del Tribual Constitucional respecto a si Cataluña es un "sujeto político y jurídico soberano" es que no hay novedad.

Los doce magistrados del Tribunal Constitucional han resuelto por unanimidad que esa declaración del Parlamento catalán es inconstitucional, pero eso sí, añaden que aspirar al derecho a decidir es legitimo siempre que se sigan los pasos que marca la Constitución. O sea que el Alto Tribunal no ha dicho nada que nuevo porque nada nuevo podía decir.

Ahora lo que resulta sorprendente es que por boca del consejero Homs, que es la cabeza pensante de todo este proceso en que se ha enfangado CiU, el Gobierno catalán ha dejado dicho que la resolución del Constitucional "no tendrá ningún efecto". O sea que ellos a lo suyo aunque sea ilegal, lo cual es de una gravedad e irresponsabilidad que estremece.

Como lo son las afirmaciones de representantes de Esquerra acusando al Constitucional de hacer el juego a determinadas ideologías y partido, o quienes desde Iniciativa añaden que el Alto Tribunal se ha convertido en la tercera Cámara legislativa.

Lo cierto es que la sentencia no puede ser más ponderada y ajustada a la letra y el espíritu de la Constitución que es de lo que se trata. Si los políticos nacionalistas catalanes en vez de jugar a ser aprendices de brujo fueran de verdad políticos responsables estarían trabajando y poniendo todo su empeño en lograr un amplio consenso para modificar la Constitución y encontrar por esa vía una puerta a algunas de sus aspiraciones. Lo que no pueden pretender es imponernos al resto de los españoles una política de hechos consumados ni mucho menos esas advertencias, que suenan a amenazas, de que ellos pasan de lo que diga la ley que van a convocar el referéndum a las bravas.

Y puesto que Artur Mas ha tenido la osadía y la desfachatez de querer compararse, aunque por vía indirecta, con Adolfo Suárez, debería de leer un poco sobre la Historia reciente y enterarse que Suárez puso todo su empeño en unir a los ciudadanos, en que se superaran las heridas provocadas por la Guerra Civil, en que la sociedad mirara hacia adelante y no hacia atrás, para así poder compartir un proyecto de futuro. Y sí, Suárez era un hombre valiente, con enorme coraje político y personal. Pero el presidente Mas debería de ser más realista a la hora de mirarse al espejo de Suárez porque entre ambos no hay ni una coincidencia.

Pero volviendo a la sentencia del Tribunal Constitucional, es la hora de la política. El PSOE ya ha lanzado el guante proponiendo que se abra un diálogo que pueda llevar a la reforma de la Constitución buscando fórmulas que permitan a los españoles continuar viviendo juntos. Y ese es el camino, el único camino, en mi opinión.

En democracia todo es posible dentro de la ley precisamente porque las leyes se pueden cambiar, eso sí, partiendo del principio democrático del juego entre mayorías y minorías.

Lo que no es admisible es que haya representantes de partidos políticos, que incluso representan instituciones como la Generalitat, que se atreven a decir que lo que diga el Tribunal Constitucional es papel mojado. Hay líneas rojas que un político demócrata no puede traspasar.

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