MADRID 1 Abr. (OTR/PRESS) -
A los gobiernos de los países occidentales, incluido el nuestro, les está cogiendo con el pie cambiado que miles de ciudadanos en todo el mundo esten saliendo a la calle para protestar contra el régimen chino y la represión que llevan a cabo en el Tibet.
A los gobiernos occidentales les fastidia que las buenas gentes salgan a la calle a solidarizarse con los sufridos tibetanos. Y les fastidia porque China se ha convertido en un gran coloso económico con el que hacer pingües negocios. Algunos dirigentes occidentales se quejan de que los tibetanos, y sobre todo quienes desde el exterior del Tibet les apoyan, hayan aprovechado la ya próxima celebración de los Juegos Olímpicos para hacer patentes las protestas.
La verdad es que es o ahora o nunca, porque cuando en Occiente se han celebrado manifestaciones para sensibilizar a las opiniones públicas y sobre todo instar a los gobiernos a que al menos preisonen al coloso chino para que afloje la presión sobre el Tibet, estas manifestaciones han pasado inadvertidas y consideradas casi algo exótico y fuera de nuestra realidad.
Pero la realidad tibetana es la que es, y no es otra que el régimen chino lleva aplastando décadas a los tibetanos, y violando sistemáticamente los más elementales derechos humanos. Claro que se me podrá decir que lo mismo hace el régimen chino con sus propios compatriotas, porque es verdad que hay una apertura económica, ¡bienvenida sea¡ pero China continua siendo una dictadura donde se aplasta con sangre y fuego cualquier intento vestigio de libertad.
Pero Estados unidos y Occidente tiene dos varas de medir, una para por ejemplo los casos como Iraq, y otra para los casos como China.Y así, para el gobierno de Estados Unidos y sus aliados occidentales, les resultaba insoportable la violación de derechos humanos en Iraq, y decidieron que debian de instaurar una democracia por las buenas o las malas, mientras que les importa un pimiento que esos mismos derehos humanos se violen en China.
La libertad hay que defenderla sin matices y para todos los rincones del planeta. De manera que hay que decir alto y claro que el gobierno chino está masacrando a los tibetanos y si con motivo de los Juegos Olímpicos la opinión pública occidental conoce lo que está pasando en el Tibet, mejor que mejor. El negocio es el negocio, pero quién defiende la Declaración de Derechos Humanos no puede mirar hacia otro lado en nombre del pragmatismo, mejor dicho, del dinero.
Julia Navarro.