MADRID 23 Ene. (OTR/PRESS) -
Durante el régimen franquista quienes hablaban catalán o vasco se la jugaban. En realidad era un acto subversivo. Miles de personas tenían que limitarse a hablar su lengua materna en su casa, o entre amigos muy escogidos, por temor a las represalias políticas de quienes imponían a la fuerza un solo idioma, el español.
Ahora nos encontramos con una situación parecida, pero con el español como lengua subversiva. O sea que no hemos aprendido nada. España tiene la inmensa suerte de contar además de con el castellano, con otras lenguas riquísimas como lo son el catalán, el gallego o el vasco. Son lenguas de comunidades específicas pero que son patrimonio de todos y nos enriquecen a todos, y no estaría de más que durante algún tramo de la educación obligatoria, los niños de otras comunidades obtuvieran al menos alguna noción de éstas lenguas. El sinsentido se produce porque hay políticos nacionalistas que han convertido la lengua en un arma. Así en Cataluña se impone el catalán bajo pena de multa, y se niega el derecho a estudiar en español a niños cuya lengua materna es el español. Es evidente que si se vive en una comunidad que tiene su propia lengua hay que aprenderla, pero eso no quita para que uno tenga el derecho de estudiar en su lengua materna. Es más, la Constitución deja bien claro que el castellano es la lengua común de todos, de manera que quienes la intentan marginar simplemente no cumplen la ley.
Es evidente que Mariano Rajoy está agitando las aguas electorales, y emocionales, prometiendo que si gobierna garantizará que todos los niños puedan estudiar en castellano estén donde estén. Y es sorprendente que está afirmación de lo obvio haya provocado un tsunami en Cataluña.
El consejero de Educación de la Generalitat, Ernest Maragall, asegura que estudiar en castellano es buscar la segregación, y por si fuera poco afirma que Cataluña es un solo pueblo. Me pongo a temblar pensando en lo que significa eso de "un solo pueblo". En cualquier caso los socialistas catalanes saben, porque participan de ello, que en Cataluña no se está siendo respetuoso con la libertad de quienes quieren hablar, o estudiar en castellano, de la misma manera que Mariano Rajoy no puede pretender dar la vuelta a las tornas y olvidarse que estudiar en catalán es también un derecho. La cuestión es encontrar el equilibrio para que la convivencia entre las dos lenguas sea posible sin enfrentamientos absurdos. Y desde luego permitir que alguien estudie en castellano no es segregarle, siempre y cuando también se le enseñe catalán.
Lo que no es de recibo es obligar a estudiar exclusivamente en catalán, cuando la Constitución dice que ambas lenguas deben de convivir en pie de igualdad. No, no se están haciendo las cosas bien por parte de los políticos catalanes por más que los socialistas, con Zapatero en cabeza, prefieran mirar hacia otro lado. En cuanto a Rajoy, aunque tenga razón al plantear que es necesario garantizar que quien quiera pueda estudiar en su lengua materna, la cuestión es hacerlo desde el consenso, corrigiendo situaciones, y no buscando el enfrentamiento. ¡Que tiempos estos en que revindicar la letra de la Constitución a algunos les parece una provocación!
Julia Navarro