Actualizado 25/01/2008 01:00

Julia Navarro.- Escaño Cero.- El precio de la libertad

MADRID 25 Ene. (OTR/PRESS) -

A Sayed Perwiz Kambakhsh le han condenado a muerte. Se preguntarán quién es Sayed y porqué de esa condena. Pues bien. Sayed Perwiz es un joven periodista afgano que trabajaba en un diario llamado Jahan-e Now, que traducido significa Nuevo Mundo. A Sayed le denunciaron algunos de sus compañeros acusándole de presuntas burlas al Islam, amen de haber publicado un artículo en el que dejó dicho que el profeta Mahoma no contemplaba los derechos de las mujeres. El artículo en cuestión, más sus opiniones religiosas, le ha valido una condena a muerte. Condena que, si nadie lo remedia, se llevará a cabo cualquier día de éstos.

Sayed no ha tenido un juicio como deben de ser los juicios, es decir, con garantías para el procesado. Para empezar, le juzgaron a puerta cerrada, es decir, sin luz ni taquígrafos. En Afganistán algunos periodistas vienen denunciando la situación en que se encuentra Sayed, y piden al gobierno de Hamid Karzai que intervenga y conmute esa pena de muerte. Por lo que parece, el fiscal del caso Fayed ha amenazado a los periodistas con detenerles a todos si insisten en su defensa. Me parece a mí que ya que Occidente está gastando sumas ingentes de dinero en Afganistán, que hay países, entre ellos España, con tropas destacadas ayudando a la reconstrucción del país, y que se está haciendo por parte de la comunidad internacional lo indecible por ayudarles, no estaría de más que los gobiernos occidentales presionaran, sí, presionaran, al presidente Karzai, para que intervenga y evite el asesinato de un periodista por haberse manifestado libremente.

Que alguien pueda morir en virtud de su derecho a la libertad de expresión pone los pelos de punta, y sobre todo evidencia que Afganistán continúa siendo una tierra de nadie, donde los señores de la guerra continúan mandando e imponiendo la ley en sus territorios. Me gustaría poder pedirle a nuestro presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, que abanderé la causa de Sayed, que hable con sus colegas europeos y con quien tenga que hablar para lograr que éste periodista de 23 años no sea asesinado. Y escribo asesinado porque la pena de muerte es un asesinato y más en un país como Afganistán en el que las garantías jurídicas son nulas, y sobre todo porque le han juzgado de acuerdo a la ley islámica. Ése es el gran problema de Afganistán y de otros estados donde impera la ley islámica y no leyes emanadas de la soberanía popular.

Insisto en que nuestro presidente debería de hacer algo porque, al fin y al cabo, es el adalid de la "alianza de civilizaciones" y tiene margen más que suficiente para, con todo el tiento y diplomacia que quiera moverse, para intentar la libertad de Sayed Perwiz. Ya sé que estamos en plena campaña electoral y que todos los días hay cientos de personas que pierden la vida a manos de liberticidas, pero el caos de Sayed es emblemático, es el de un joven periodista de 23 años que ha osado decir en voz alta y escribir lo que piensa. Va a pagar un precio muy alto por la libertad de expresión a no ser que alguien lo remedie.

Julia Navarro.

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