MADRID 21 Oct. (OTR/PRESS) -
La policía se manifiesta en contra del ministro Rubalcaba, los jueces y secretarios judiciales están en pie de guerra contra la vicepresidenta de la Vega, el ministro Bermejo, y además también apuntan al recién elegido Consejo General del Poder Judicial, la economía no termina de arrancar y las cifras del paro aumentan a diario. Hay más "agujeros negros" pero éstos solos son suficientes para que el Gobierno tenga que afrontar un otoño y un futuro inmediato la mar de complicado.
Una manifestación de policías y guardias civiles no es para tomársela a broma, y lo extraño es que el ministro Rubalcaba no haya sido capaz de encontrar una solución a las reivindicaciones que le plantean. De entre todas éstas hay al menos una en que policía y guardia civil tienen toda la razón, y es en reclamar retribuciones iguales que las que perciben las policías autonómicas de Cataluña y el País Vasco. Lo que no es de recibo es que a igual, o mayor trabajo, unas policías cobren casi un treinta por ciento más de sueldo que otras, porque al fin y al cabo lo que cobran salen de la misma caja, que son los impuestos de los ciudadanos.
En cuanto a la rebelión en la Justicia, las causas son más poliédricas, más complicadas. Digamos que muchos jueces le tienen ganas a este gobierno, digamos que además la vicepresidenta y el ministro de Justicia no acertaron al decir lo que tiene que hacer el nuevo Consejo General del Poder Judicial respecto al juez Tirado, digamos que la Administración de Justicia necesita medios de manera urgente, que no es de recibo que los juzgados no estén conectados los unos con los otros, que falta gente, etc, etc, etc. Y digamos también que para el nuevo Consejo General del Poder Judicial abordar estos problemas va a ser la prueba del nueve, o se achicarán como los anteriores Consejos ,respondiendo cada uno a quien le ha elegido, o son capaces de actuar con criterio independiente y empezar a arreglar de verdad los desajustes de nuestra Administración de Justicia. El caso es que tener en pie de guerra a policías y jueces es un hecho insólito incluso en nuestro país.
En cuanto a la economías para qué hablar. El problema no es solo la crisis financiera, sino la economía real, ésa que nos afecta a los ciudadanos de a pie porque vemos a nuestro alrededor cómo crece o sufrimos en propia carne el paro, cómo sube la cesta de la compra, cómo hay que hacer más cuentas que antes para llegar a fin de mes. Es evidente que esto último no es culpa del gobierno. La crisis financiera es global y por tanto difícilmente España podía escaparse de sus efectos. Pero admitido esto, lo que sí espera la ciudadanía es que el Gobierno sea capaz de hacer frente a la que se nos está viniendo encima.
La verdad es que el panorama no es muy alentador, y es en momentos así, en la dificultad es cuando de verdad se puede medir la valía de los gobernantes. En época de vacas flacas los países van casi solos, pero cuando todo es zozobra se necesita alguien que sepa muy bien cómo capear el temporal. Esperemos que Zapatero y su gobierno sepan lo que se traen entre manos, porque si e s así todos saldremos beneficiados.
Julia Navarro.