MADRID 29 Ene. (OTR/PRESS) -
La economía va a convertirse en uno de los temas centrales del debate electoral. El gobierno socialista contaba con que el ciclo expansivo duraría, al menos, hasta el próximo nueve de marzo. Aunque los expertos descontaban una desaceleración de la actividad, no contaban con que fuese tan intensa y con que los ciudadanos comenzasen a percibir el deterioro de la situación antes de los comicios. El gabinete ZP se ha equivocado en su análisis de la coyuntura. En estos momentos, ya es perceptible que las cosas van mal y la cuestión es si eso pasará factura al PSOE. En otras palabras, la economía se ha convertido en un aliado de la oposición. En la memoria de los votantes, el PP es la imagen del éxito económico y, guste o no, el PSOE el dilapidador de una excelente herencia.
En términos político-económicos, el PP se encontró en 1996 un legado espantoso. El déficit público suponía el 6,7 por 100 del PIB. El paro alcanzaba al 24 por 100 de la población activa. Los tipos de interés tenían dos dígitos... Nadie daba un duro por la entrada de España en la UE. Los populares supieron gestionar la crisis y poner en marcha las medidas necesarias para desencadenar un largo período de prosperidad. España apenas se vio afectada por la crisis internacional de 1998 y por la recesión norteamericana de 2001. En otras palabras, la coyuntura exterior no se 'cargó' la recuperación porque los fundamentos eran buenos y porque el equipo económico de Aznar actuó con medidas enérgicas.
El PSOE no ha sabido gestionar la herencia ni ha hecho nada para preparar a la economía española ante un deterioro de la situación. Solbes ha hecho el D. Tancredo y va a devolver al PP o así mismo, si gana el PSOE, una economía en peor situación a la que se encontró en 2004, igual que hizo en 1996 ¿Qué motivos tienen los españoles para creer que quien no supo gobernar un período de vacas gordas, sabrá manejar el de vacas flacas? Hace falta hacer un enorme ejercicio de fe para asumir esa hipótesis. Los socialistas han perdido la credibilidad y no generan confianza. Esto es muy importante porque España se va a enfrentar a una crisis compleja y profunda, quizá la más difícil de lidiar desde los años cincuenta del pasado siglo.
Lorenzo Bernaldo de Quirós