Actualizado 27/07/2007 02:00

Lorenzo Bernaldo de Quirós.- La sra. Kirchner en Madrid

MADRID 27 Jul. (OTR/PRESS) -

La esposa del Presidente argentino, Nestor Kirchner, y candidata digitalmente ungida por su marido para sucederle al frente de la república austral ha realizado una dura descalificación de las empresas españolas en su reciente visita a Madrid. Para esta singular reencarnación postmoderna de Evita Perón, las compañías de esta vieja Piel de Toro sólo han sacado plata de Argentina, han esquilmado sus recursos y han explotado a la gente. Es curioso que esa acusación proceda de una política ligada a una de las maquinas partidistas más corruptas de iberoamérica y por ende del mundo democrático como, lo es, el peronismo. Probablemente, los ataques de la Sra. Kirchner contra las corporaciones hispánicas caiga bien en su país y llene de orgullo patrio a los porteños, que sacan pecho ante la gallardía de su senadora. Sin embargo no son buenas para ese entrañable país.

Durante el mandato Kirchner, Argentina ha crecido por dos razones básicas: primera, el rebote hacia arriba del PIB era inevitables después del desplome de la economía en 2001 y de la fortísima devaluación del peso; segunda, el fuerte aumento del precio de las "commodities", algunas de ellas producidas y exportadas por Argentina han estimulado las exportaciones y el crecimiento. Ahora bien, ninguna de esas dos situaciones es estructural, ambas responden a factores coyunturales. Cuando estos desaparezcan y lo harán pronto, la economía "gaucha" volverá a tener serios problemas porque el gobierno no ha hecho nada para ponerla sobre bases firmes. Lo más probable es que corresponda a la senadora Kirchner afrontar la fase baja del ciclo y vamos a ver como lo hace.

Por otra parte, Kirchner ha construido un sistema político, social y económico cada vez más aislado del exterior. Argentina está menos integrada en el mundo de lo que lo estaba hace una década. Esto no se debe sólo a una decisión de su actual presidente, sino a la aversión de las empresas y del capital a invertir en ese país. La ausencia de reglas del juego claras, la corrupción, en suma la inexistencia de un marco institucional estable que de seguridad ha convertido Argentina en un lugar muy poco atractivo para la inversión extranjera y también para la doméstica. Antes o después, este entorno pasará una factura notable y, entonces, no servirá echar la culpa a los "diablos extranjeros" de los males del país. La demagogia tiene límites, incluso para un peronista.

Lorenzo Bernaldo de Quirós.

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