Luis del Val.- La estancia saqueada

MADRID 28 Ago. (OTR/PRESS) -

Uno de los libros de poemas del ministro de Cultura se titula "La estancia saqueada", pero publicado, creo que en los ochenta, no tiene nada que ver con el robo de la Biblioteca Nacional, y menos, con la dimisión de su hasta hace poco directora. "Dimisión irrevocable" he leído que se adjetivaba la dimisión. Una dimisión es una dimisión, como un embarazo es un embarazo, y se está embarazada o no se está embarazada, de la misma manera que se dimite o no se dimite. Otrosí, no se puede dimitir un poquito como tampoco se puede estar "algo" embarazada. La obsesión por añadirle florituras al lenguaje desvirtúa el pensamiento. Ya decía Ortega aquello de "o se hace literatura, o se hace ciencia, o se calla uno", pero quienes transitamos por las redacciones no nos callamos y nos contagiamos, y, a la vez, contagiamos a los demás con adherencias superfluas y errores de previsible obviedad.

No era necesario ser un psicólogo, ni conocer íntimamente a ambos personajes, para predecir un choque entre dos estilos distintos, incluso dos maneras diferentes de observar la realidad. El ministro de Cultura es un hombre de pensamiento y de acción, disciplinado, que va de la poesía al ensayo y del ensayo a la reflexión poética, mientras que la ex directora de la Biblioteca Nacional, mantiene un desparpajo que no se inhibe ante casi nada, y, como escritora, ha transitado más por la divulgación periodística que por la documentación ordenada, y se le nota más a gusto en ese género espontáneo, donde la subjetividad no es censurada, ni siquiera por el dato científico.

La dimisión provoca el "cese a petición propia", tal como publicará el B.O.E., y es una vacuna segura que evita la destitución, esos relevos a la fuerza que parecen requerir la ayuda de los bomberos. No ha hecho falta. Y la estancia de la dirección aguarda el relevo.

Luis del Val