MADRID 27 Sep. (OTR/PRESS) -
El otro día les hablaba yo de las concesiones del Gobierno al PP y de las exigencias crecientes de este partido, bajo el paraguas de ese supuesto clima de consenso que ha seguido a las últimas elecciones generales. Exigencias como las de la asignatura Educación para la Ciudadanía o el asunto del nuevo presidente del CGPJ, el conservador Carlos Dívar.
Pero no hablaba entonces de esa estrafalaria exigencia pepera de pretender el consenso para llevar al Tribunal Constitucional a los magistrados Francisco José Hernando y Enrique López, quienes, desde el mencionado CGPJ, se han pasado la anterior legislatura boicoteando todas las iniciativas legislativas progresistas del Gobierno PSOE, como el Estatut o la ley de matrimonios gays. No puede ser inocente la pretensión, sino que eso, como decía un periódico madrileño, no puede ser otra cosa que una provocación. Parece que el PSOE no está dispuesto a tragar, pero los precedentes permiten albergar serias dudas. Lo tenemos que ver enseguida. Es preciso preguntarse de nuevo por las razones de Rajoy y su gente para hacer esto.
Puede ser que el PP busque piezas de recambio para la crisis económica en el juego de oposición tronante al Gobierno. Si bien se mira, todo el escandalazo de la crisis se le está deshaciendo al PP, al verse demostrada en los hechos la teoría certera de que los agudos problemas económicos no nacían en España sino en USA, como enseguida se apresuró a aprovechar Zapatero desde que se estremecieron los cimientos de Wall Street y ocurrieron otras sonadas desgracias en ese país.
Lo cierto es que la crisis económica ya no es el talismán para el acoso y derribo de Zapatero, toca madera, como era de esperar. El presidente español se ha podido permitir el lujo de marcharse a Nueva York a sacar pecho y a mostrar a los grandes magnates el camino de España para sus inversiones y para un baño de confianza en nuestro sistema financiero, desde luego más sólido de lo que hubieran imaginado algunos. Y cuando pase lo del Tribunal Constitucional, ¿cuál será el nuevo invento pepero para sacudirle al presidente?
Pedro Calvo Hernando.