Pedro Calvo Hernando.- La campaña se oscurece

MADRID 23 Ene. (OTR/PRESS) -

La campaña electoral sufre en estos días una situación de oscurecimiento de los programas de los partidos y del debate en torno a ellos, debido sobre todo a la crisis interna del PP y al vendaval financiero internacional. En las horas críticas del hundimiento de las Bolsas la derecha se replegaba, pues sus intereses fundamentales estaban más ahí que en la ridícula subasta de ofertas electorales, de rebajas o de aumentos, con que nos vienen entreteniendo estas semanas. Les ha faltado muy poquito para echarle la culpa a Zapatero también de lo sucedido en los mercados bursátiles de todo el mundo. Han criticado a Solbes porque había tratado de tranquilizar un poco a la gente diciendo que la cosa no era tan trágica como parecía. Claro, tiene que ser trágica, pues en caso contrario pierde fuerza lo de la crítica interna. Lo que no adivinan es que los españoles somos gente despierta y normal que no se cree cuentos chinos sino que se da cuenta de que lo que ellos quieren es que todo se vaya al garete porque a lo mejor así el 9 de marzo les favorece y sacan tajada.

Y así no hay manera de que una campaña electoral sea normal. Tampoco lo es con esa aberrante crisis interna del partido de la oposición, en el que a algunos dirigentes no se les ha ocurrido otra cosa que organizar este festival seis semanas antes de las elecciones generales. Claro, así los socialistas y demás adversarios de los populares se vienen dedicando más que nada a masacrar al partido de la derecha por razones ajenas a sus ofertas electorales, con lo que tampoco la claridad se instala fácilmente en la cabeza de los electores. Tampoco han venido muy bien a los efectos de la claridad el congreso internacional de víctimas del terrorismo y la sentencia del Supremo condenando a Atutxa, Knörr y Bilbao contra la opinión de casi todos los demócratas españoles. El citado congreso se convierte en escenario de los intereses políticos de una parte de las asociaciones y la sentencia del Supremo se olvida de su propia doctrina Botín y además nadie lo explica. Qué país, que diría aquél.

Pedro Calvo Hernando.