Actualizado 22/12/2012 13:00

Pedro Calvo Hernando.- Navidades y Cataluña.

MADRID 22 Dic. (OTR/PRESS) -

Estas son las Navidades dramáticas que nos ofrece la doble crisis económica y política en la que España está sumida y cada vez a ritmo más acelerado. La protesta social ya es inabarcable pues afecta todos los días a la práctica totalidad de los colectivos profesionales y obreros. Abrir el periódico o conectarse con cualquier medio audiovisual o digital se ha convertido en un ejercicio peligroso para quienes no gocen de un sistema cardiaco de hierro. Cada vez son menos los ciudadanos que permanecen ajenos al maléfico influjo de la creciente desesperación. Pero los hay que no querrán ver nunca la realidad, ya sea por fanatismo, ya sea porque su situación privilegiada les anima a seguir transitando por la vida diaria como si lo que pasa fuese un mal sueño que afecta a los demás pero nunca a ellos. Y cada vez el conflicto social se generaliza más y unifica como nunca la acción de todos los sectores afectados, cualquiera que sea su filiación o ideología. Ocurre en la sanidad, en la justicia, en la educación y cada vez gana más terreno, hasta que veamos en huelga a los habitantes de Génova, 13.

Pero estos últimos días es Cataluña el principal foco de atención, desde la conclusión del pacto entre CiU y ERC, uno de los mayores errores cometidos en la historia democrática española desde la transición. Todos sabemos de sobra que Cataluña ha entrado en una dinámica diabólica de efectos seguramente irreversibles, sobre todo por la ruptura o la desafección moral e intelectual entre aquella comunidad y el resto de España. No sé si merece la pena a estas alturas recordar que es el PP quien ha impulsado con más fuerza esa dinámica, primero con su ciega política anticatalana contenida en su cruzada contra el Estatut y recientemente con la otra cruzada protagonizada por el ministro Wert. Yo me resisto con toda mi alma a aceptar la ruptura, después de muchos años de esfuerzos profesionales y personales en ayuda del mejor y más entrañable encaje de Cataluña en España. Y me propongo seguir así por los siglos de los siglos y pase lo que pase. Es demasiado mi amor a Cataluña como para hacer otra cosa.

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