MADRID 12 Mar. (OTR/PRESS) -
Sigo esperando que algún dirigente del PP nos explique públicamente por qué han perdido de verdad las elecciones. No dejan de marear la perdiz y de dar rodeos estúpidos e inverosímiles, pero sin entrar en el meollo. Yo quiero oírles decir lo que todos sabemos y que les habíamos vaticinado durante los años de la legislatura: Que el partido se ha escorado hacia la derecha extrema en cuestiones sustanciales. Que se equivocaban gravemente con su teoría de la conspiración del 11-M, ahora que se cumple el cuarto aniversario. Con su extremista y ridícula prédica del España se rompe, con la falsaria afirmación de la destrucción de la familia, con la educación para la ciudadanía como manual del buen socialista, con su sometimiento a los dictados de lo más carca y extremo del universo mediático, con su opción filoxenófoba en el tema de la emigración, con su desprecio de todo lo que significase avance social y modernización de las costumbres, con su unión férrea con el sector más ultra de la jerarquía eclesiástica, con su manipulación de las víctimas del terrorismo...
Zapatero y su Gobierno han cometido muchos errores durante estos cuatro años, que también se han venido comentando aquí. Pero ninguno comparable a los de Rajoy y los suyos, que muchos no han sido errores sino comportamientos aberrantes e inadmisibles. Yo estaba convencido de que así era imposible ganar unas elecciones generales porque conozco bien a mis compatriotas y sé que la mayoría no se traga esa mercancía, por muchas toneladas de propaganda que se les administren. Yo estaba convencido de que la mayoría de los españoles iba a ser capaz de traspasar la barrera propagandística y mediática con la que eran castigados durante toda la legislatura, sin ignorar el daño parcial que conseguían inocular a no pocos ciudadanos. ¿Quién no recuerda esas manifestaciones callejeras llenas de insultos y de odio, o esos discursos ofensivos contra homosexuales, inmigrantes, actores e intelectuales, esas perlas verbales de la campaña electoral que avergonzaban a sus propios militantes? Que se renueven de verdad.
Pedro Calvo Hernando.