Actualizado 29/05/2013 14:00

Pedro Calvo Hernando.- El último cañonazo

MADRID 29 May. (OTR/PRESS) -

A la semana trágica del aznarazo ha seguido en el PP la semana horrible de la rebelión de los barones contra Rajoy y contra ellos mismos divididos en bandos irreconciliables. Ya tienen mérito de aguantar tanto tsunami sin desintegrarse. Y apenas han hecho algo más que empezar. Ahora le espera al Gobierno la guerra de las pensiones, esa parcela de la realidad a la que jamás iban a hacer pagar las consecuencias de la crisis, ese terreno en el que no entrarían ni muertos y que figuraba en la ultimísima loma del horizonte, se suponía que cinco minutos antes de dimitir todos y mandarlo todo al garete. Y en el terreno de los sentimientos más profundos, han dejado en la cuneta el redondo 10º aniversario del desastre del Yak-42, ese accidente que jamás debió producirse si las cosas no se hubieran hecho como se hicieron y por las que ningún culpable importante ha pagado responsabilidades penales ni políticas. Pero hay 30.000 millones de deuda de armamento militar sobre la que tampoco nadie ha explicado su falta de fundamento y su inutilidad.

Pero lo más inquietante por su actualidad e inmensa gravedad es lo que se está planeando contra las pensiones de los jubilados y de los que se jubilarán en los años que vienen. Sería el último cañonazo contra el Estado de Bienestar, que coronaría el desastre de los flancos de la sanidad, la educación, los servicios sociales, la investigación y todo lo que entrañaba los fundamentos de la sociedad moderna. Sabemos, además, que de esas pensiones depende hasta la comida y la vida de millones de hijos y nietos que han tenido que refugiarse bajo el manto de los abuelos, cuya pensión es la agarradera de millones de familias. Si el Gobierno emprende el camino del desmantelamiento de la suficiencia de las pensiones convertirá a España no ya en la sociedad sufriente sino en el reino de la pobreza e incluso del hambre. Claro que ninguno de los protagonistas de los tsunamis políticos y económicos de los últimos días y meses tiene nada que temer en este terreno. Solo el Dios de los cielos lo mira todo y lo sabe todo. Misericordia, Señor.

Contenido patrocinado

Foto del autor

Charo Zarzalejos

Cuando la realidad atropella

Foto del autor

Fernando Jáuregui

Por qué esta Constitución ya no nos sirve (del todo)

Foto del autor

Luis Del Val

Uñas pintadas como obligación

Foto del autor

Julia Navarro

El perdón