Los McCann

Europa Press Sociedad
Actualizado: miércoles, 26 septiembre 2007 17:03

¿Y si al final las cosas sucedieron, hasta dónde podemos saber, tal cual sabemos? La pareja Gerry y Kate McCann se toman una semana de vacaciones en Portugal, se alojan con sus tres hijos en un emporio turístico absolutamente inglés en compañía de otras parejas amigas también con niños, y una noche, fatigados todos de los críos pues se trata de gente joven que no ha superado los egoísmos que se deben superar para atender y querer como Dios manda a los hijos, se escapan a cenar a un chiringuito próximo a los apartamentos dejando, eso creen, dormidos a los niños.

Se traza en el grupo un plan inicial de ir de vez en cuando, cada uno de ellos, a echar un vistazo a los hijos de todos, en plan ronda, pero el alcohol, esas diecisiete botellas de tinto que llegan a trasegar durante la cena, más el narcótico de la libertad al verse desembarazados de la prole por unas horas, disuelven el plan como azucarillo en el agua.

Cuando se quieren dar cuenta, Madeleine, la niña de los McCann no está en el apartamento, la madre profiere un "¡Se la han llevado!", tardan algún tiempo -porque están borrachos- en avisar a la Policía, la mala conciencia y sus buenas relaciones les impelen estúpidamente luego a dar una publicidad desmesurada a la desaparición de Madeleine y, cual sucede tantas veces, la policía no acierta a resolver el caso.

¿Y si sucedió así, tal cual sabemos? ¿Y si los McCann sólo son culpables de lo que son culpables, de abandonar a sus hijos mientras se embriagaban, e inocentes de cualquier otro cargo? ¿Y si resulta que la atractiva y turbadora Kate es así, tan absurda y hierática como la vemos, porque así es ella de ordinario y no por particularmente depravada? ¿Y si resulta que, como la propia policía portuguesa, ninguno tenemos ni idea? Adiós folletín, entonces.

Rafael Torres.

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