Rafael Torres.- Guernica

MADRID 28 Abr. (OTR/PRESS) -

En el septuagésimo aniversario del bombardeo de Guernica, el lehendakari Ibarretxe reiteró, aunque no durante el acto central de conmemoración, su emplazamiento al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para que pida perdón a los vascos por aquella masacre que como nadie ignora, salvó el, perpetró la Legión Condor de Hitler bajo las órdenes del general rebelde (y en consecuencia expulsado desde el mismo día de la Sublevación del Ejército español por traición) Francisco Franco.

El disparate, impropio de un alto cargo institucional que en alguna otra ocasiónobró con más cordura, desvela no sólo la profunda ignorancia histórica del lehendakari, sino el extremo al que puede llegar una ideología insaciable de mitos.

Tendría que resucitar Franco (¡dios no lo quiera!),y Hitler, y Goering, y el jefe de la Legión Cóndor, y, por qué no, los mandatarios franceses británicos y americanos de la época que con su infame política de No Intervención estimularon la rebelión fascista en España hasta su victoria permitiendo que Alemania e Italia le suministraran las armas y pertrechos necesarios para ello (¡también los "stukas" y los "Junkers" que pulverizaron Guernica!), para que ante los vascos se prosternara el genocida responsable en solicitud de perdón.

Nadie va a exigirle al señor Ibarretxe que pida perdón por sus palabras, tan ofensivas para los demócratas antifascistas vascos y españoles que lucharon contra aquella cuerda de criminales como exoneradoras de la culpa de éstos, porque no merece la pena, como tampoco recordar la traición de los suyos a la causa republicana, la de la legalidad y la democracia, sustanciada en aquél innoble Pacto de Santoña. De todas formas, ésto del perdón es una cosa muy relativa. De poco sirve cuando el mal está hecho y en nada alcanza a repararlo. Así, pues, dejémonos de perdones y apostemos por la decencia y, desde luego, por el estudio y el conocimiento de la Historia.

Rafael Torres.