Actualizado 29/05/2012 14:00

Rafael Torres.- Al margen.- Las matanzas de Siria.

MADRID 29 May. (OTR/PRESS) -

Muy perturbador, si es que cabe el más o el menos en estos tiempos de generalizadas perturbaciones, es que los que arruinan a las naciones débiles mediante la usura, son los mismos que consienten las matanzas de Siria. O que incluso aquellos que, perteneciendo a naciones débiles como la nuestra, la debilitan más si cabe permitiendo que se roben los ahorros de los ancianos de aquellas Cajas donde los guardaron para alimentar hoy a sus hijos en paro y a sus nietos, sean también los que, pudiendo evitar el genocidio o hacer algo para evitarlo, se limitan a abonarse a la formularia impotencia de la ONU.

O dicho de otro modo: el mundo, que tanto parece haber cambiado, es el mismo de siempre, el mismo mundo secuestrado por gente sin escrúpulos en cuyo cerebro no caben sino las notas del vals de los mercados, del dinero, de las ganancias, de los privilegios, de las comisiones, y no las de la estupefacción o la ira ante lo que hace un buen cliente de su industria bélica, el sátrapa sirio, con sus civiles, todos esos niños muertos y alineados en la morgue de Hula. Una sola bala o una sola esquirla de metralla de las empleadas en esa o en cualquiera de las matanzas del régimen de Damasco es, en sí misma, un arma de destrucción masiva, pues liquida la vida entera, la vida presente y futura que está representada en los niños, mas, al parecer, ninguna de las potencias que se levantan por la mañana pensando en el euríbor y en la cotización del dólar o del euro, y que se acuestan meciéndose a los siniestros sones de la evolución de la deuda o de la prima de riesgo, se siente concernida, ni al levantarse ni al acostarse, por esos crímenes contra la humanidad, o, más exactamente, contra lo mejor de ella.

La chusma que gobierna el mundo, no por minoritaria más selecta, pretende reivindicarse velando por los intereses de la plutocracia y de la cleptocracia, valga el pleonasmo. Y es incapaz de coser un detente-bala al pecho de los inocentes de los patios de atrás.

Contenido patrocinado

Foto del autor

Charo Zarzalejos

Cuando la realidad atropella

Foto del autor

Fernando Jáuregui

Por qué esta Constitución ya no nos sirve (del todo)

Foto del autor

Luis Del Val

Uñas pintadas como obligación

Foto del autor

Julia Navarro

El perdón