Actualizado 17/02/2010 13:00

Rafael Torres.- Al margen.- La noche serena del cine español.

MADRID 17 Feb. (OTR/PRESS) -

El cine español, tan maltratado por el monopolio del cine americano en nuestras salas de exhibición y por la carcundia que ve en él un nido de "rojos" por haber hecho en su momento, oponiéndose a la Guerra de Aznar, el alarde de coraje cívico a que le obligaba su condición de luminaria social y cultural, dio la otra noche una nueva lección de sensatez, en ésta ocasión organizando sus premios anuales, los Goya, con un talante abierto y conciliador que ojalá prendiera en la vida política y de relación del país.

El relevo generacional sin mayores traumas, el retorno de un insólitamente humilde Almodóvar a la casa familiar entre grandes aplausos, el homenaje al entrañable y no siempre valorado Antonio Mercero, y la "colaboración especial" de Andreu Buenafuente, que sobre presentar la gala también representaba el enlace indispensable entre el cine y la televisión, fueron algunos de los ingredientes que, hábilmente conjugados, pero sin pretensiones, alegraron a casi cinco millones de telespectadores la melancólica noche del domingo.

Incluso aquellos y aquellas que al principio sólo buscaban los rimbombantes modelitos de las actrices o el primer posado oficial de Bardem y Cruz, encontraron otros motivos para seguir acompañando a los cómicos en su noche. Los cómicos, pese a tener que vaciarse de su propia personalidad para calzarse la de los personajes que interpretan, fingen mal y se les nota cuando no están actuando: nadie, como a nadie, les escribe el guión de su vida, de sus ideas y de sus sentimientos. La emoción verdadera y profunda reflejada en sus rostros durante el recordatorio de los compañeros fallecidos el último año (Paco Hernández, Francisco Piquer...), y el largo y sentido aplauso que dedicaron, en pie, a todos ellos, fue, como la catarata semivirtual que empapó a Buenafuente, un baño de verdad en un medio, la televisión, donde ésta no circula ni libre ni habitualmente. El cine español, al contrario que el gobierno y la oposición, parece haber encontrado un camino para salir de la crisis.

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