Actualizado 22/01/2008 01:00

Rafael Torres.- La patria y la pasta

MADRID 22 Ene. (OTR/PRESS) -

El otro día dejó este mundo el ciudadano francés Louis de Cazenave, un hombre al que la muerte parecía haber olvidado. Tenía 110 años y lo más probable es que su última hora tenía que haber sonado hace 90, cuando Louis, soldado raso del ejército francés en la I Guerra Mundial, intervino en la terrible batalla del Somme, y luego en la de Aisne, en las cuales tantos jóvenes como él perecieron reventados por las granadas o asfixiados por los gases. Sobrevivió, no obstante, por un milagroso traspapelamiento de su nombre en los estadillos negros de aquellas carnicerías, y entonces es cuando la muerte se olvidó de él y no volvió a acordarse hasta ahora, casi un siglo después. Pero no sólo la parca le había olvidado, sino también el Estado que le mandó a morir tan joven a las trincheras, o a enloquecer entre el barro, la mugre, los piojos, la sangre y la metralla. Primero intentó atraérselo con medallas y condecoraciones, que Louis rechazó sistemáticamente, y más tarde, cuando Louis de Cazenare definió el patriotismo ante los periodistas que le entrevistaban por su condición de centenario, fue cuando el Estado, incómodo, resolvió, como la muerte, olvidarle: "El patriotismo -dijo el viejo soldado- es una forma de hacer que la gente se trague cualquier cosa".

Mucho hemos oído los españoles invocar a la patria, el patriotismo, a los que suelen usar ambos conceptos en beneficio de sus intereses, así hubiera que ensangrentar la nación para obtenerlos o conservarlos. Muchos, por lo visto, se tragaron que el Golpe de Estado del 36 y su horrible guerra civil subsiguiente fueron dictados por el amor a la patria, y ahora mismo hay quienes suponen, alienados por la utilización sectaria de ese sentimiento, que España "se rompe" porque la gente (y el Parlamento que la representa) no hace lo que quiere un partido. Ahora, que ya es campaña electoral, se hablará sólo de dinero, de la pasta que en forma de ayudas, inversiones y propinas se oferta al electorado, pero en el fondo, patria y pasta, significan para algunos la misma cosa.

Rafael Torres.

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