Sarkozy

Europa Press Sociedad
Actualizado: miércoles, 22 agosto 2007 20:03

Los franceses, como todo el mundo, no saben qué hacer con los delincuentes sexuales, pero es muy probable que, en breve, tampoco sepan qué hacer con Nicolás Sarkozy. Su propuesta de que los violadores y los pedófilos sean internados en manicomios una vez que cumplan la condena de cárcel impuesta por los tribunales podría hacerse extensiva, en según qué circunstancias no del todo ajenas a recientes experiencias de la humanidad (Hitler, Stalin...) a otros delitos, particularmente al de pensar. Eso de meter a la gente en hospitales psiquiátricos como sustitución, anexo o prolongación de la pena (¿qué van a hacer los psiquiatras con tipos que sobre ser capaces de perpetrar delitos tan repulsivos han pasado diez, o quince, o veinte años privados de libertad?),es una vieja tentación de los totalitarismos, tan amigos de las soluciones milagrosas como de la fuerza bruta.

Como demagogo y reaccionario, Sarkozy apela a las vísceras de la gente (la nausea que produce el abuso de niños es, ciertamente, física), y no a la razón. Así, propone una venganza social del violador apenas tamizada por el derecho y la cordura ( castración, sepultación en vida...) que se compagina con el airado reproche que suscitan esos delitos.

Pero, ¿qué hacer, si no, con los pederastas, conociendo su tendencia irrefrenable a reincidir? Cuidar de los niños, velar por ellos, hacer cumplirlas leyes que ya existen e intentar, en los casos que sea posible, la rehabilitación o cura del indeseable.

Fuera de eso sólo queda el manicomio. Para todos.

Rafael Torres

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