Ramón Pi.- Desde la libertad.- Antevísperas

MADRID 27 Nov. (OTR/PRESS) -

Las antevísperas electorales son algo fantástico: la vicepresidenta del Gobierno que ha establecido la surrealista figura jurídica del "matrimonio homosexual" y trata de imponer la "Educación para la ciudadanía", se derrite en el Vaticano haciendo reverencias al Papa, a los cardenales, obispos y a todo alzacuello con que se tropieza por los pasillos; el socialista presidente de Castilla-La Mancha proclama que lo ocurrido con De Juana Chaos es un disparate; y el presidente del Gobierno y máximo dirigente socialista pide en un mitin que le voten para acabar con "la crispación del PP".

Acudí a la manifestación del sábado pasado en Madrid, convocada por la Asociación Víctimas del Terrorismo. Aquello fueron las antípodas de un acto de masas, a pesar del gentío enorme que se congregó en el itinerario y en la Plaza de Colón: la gente, bandera española en mano, andaba charlando tranquilamente; de vez en cuando alguien voceaba algún pareado o eslogan con ánimo de ser secundado, y apenas conseguía un eco de algunos segundos por parte de unos cientos de personas más próximas, más que nada para no dejar al incitador en mal lugar. Ya en Colón, los oradores parecían seleccionados para no enardecer al auditorio: Ortega Lara desgranó algunas reflexiones que la muchedumbre escuchaba en silencio, y cuando a la gente algo le parecía especialmente bien, aplaudía cortésmente. El cierre corrió a cargo de Francisco José Alcaraz, de quien se puede decir sin temor a errar que Dios no lo ha llamado por el camino de la oratoria, a pesar de lo cual también fue muy aplaudido.

La gran mayoría de los asistentes a la manifestación eran inequívocos votantes del PP. ¿Y a eso el señor Rodríguez lo llama crispación? Decididamente, estos señores que nos gobiernan (el llorado Chumy Chúmez diría que nos "jobiernan") nos toman por idiotas. O quizás sean los efluvios surrealistas de las antevísperas electorales, cuyo argumento de peso para obtener votos es una letra Z. Gran mensaje ideológico, sí, señor.

Ramón Pi.