MADRID 11 Abr. (OTR/PRESS) -
Mariano Rajoy dice, a propósito del pacto sobre el terrorismo que le propone Rodríguez Zapatero (no se sabrá si es contra el terrorismo hasta que se sepa en qué consiste), que "no se trata de redactar grandes documentos", sino de crear "un clima de confianza". ¿Qué quiere decir esto? No es fácil dilucidarlo.
Podría pensarse que después del debate de investidura Rajoy ha descubierto que Rodríguez Zapatero se ha vuelto repentinamente persona fiable, hasta el punto de que los pactos en materias sensibles y básicas, como es el terrorismo, ni siquiera necesitan ser formulados por escrito, dado que se trata de crear un "clima de confianza".
Yo me resisto a aceptar esta interpretación, pero no porque crea que la palabra de Rodríguez Zapatero no vale nada -que lo creo-, o porque piense que en cuanto pueda volver a engañar a Rajoy lo hará -que lo pienso-, o porque se me ocurran varios modos de crear un clima de confianza incluyendo "grandes documentos" -que, en efecto, se me ocurren-. No. Por lo que yo me resisto a aceptar esta interpretación es porque creo que Rajoy no ganó el títutlo de Registrador de la Propiedad en una tómbola.
Como Rajoy tuvo que estudiar mucho Derecho para ganar la difícil oposición de Re-gistrador de la Propiedad, tiene forzosamente que saber que los contratos, acuerdos o con-venios, aunque sean entre amigos en un clima de gran confianza, se redactan en términos que prevean la hipótesis de que los amigos dejen de serlo, puesto que eso puede suceder, y el pacto, convenio, acuerdo o contrato puede incumplirse. La función de los contratos es tanto el establecimiento de los términos de un acuerdo como la previsión de que el acuerdo se rompa. En este segundo caso es cuando hay que echar mano del contrato, para saber qué ha de ocurrir entonces, quién ha de resolver el conficto, y cómo ha de hacerlo.
Si Rajoy cree que poner las cosas por escrito es signo de que no hay un "clima de con-fianza", habrá que empezar a pensar en una de estas dos posibilidades: que a Rajoy le haya tocado el título de Registrador de la Propiedad en una tómbola, o que se le haya olvidado por completo lo que estudió. Como ambas hipótesis me parecen absurdas, prefiero limitarme a proclamar mi perplejidad.
Ramón Pi.