Actualizado 28/03/2008 01:00

Rosa Villacastín.- El abanico.- Carla Bruni, reina de la elegancia

MADRID 28 Mar. (OTR/PRESS) -

Hay que tener mucho aplomo, mucha seguridad, para presentarse ante la Reina Isabel de Inglaterra, justo el día en que la prensa internacional publicaba a toda plana, una foto suya en la que aparece en pelota picada. Carla Bruni lo hizo, y nada en su rostro denotaba la más mínima preocupación o pudor. Ella, como ninguna otra celebridad, asume su pasado, lleno de historias que sonrojarían a cualquiera que no fuera la famosa cantante y modelo italiana.

Convencida de que ha nacido para triunfar, a Carla le faltaba ganarse el respeto y la simpatía de las mujeres. Ayer lo consiguió, se ganó a la Reina Isabel sin apenas mover un músculo de su bello rostro. Con un sencillo traje de Dior, en tonos grises y líneas rectas, la primera dama francesa hizo un alarde de elegancia en su primer viaje oficial.

Midiendo cada uno de sus gestos para no quitarle protagonismo a su marido, Carla no tuvo que esforzarse para dar calidez a un encuentro con el que ha soñado desde que era adolescente. En un perfecto inglés saludó a pié de avión, primero al Príncipe Carlos y después a Camila, con la que estuvo conversando animadamente durante unos breves minutos. Por cierto que alguien debería decirle a la esposa del heredero británico, que hay un momento en la vida de toda mujer que es mejor pecar por defecto que por exceso. El sombrerito de plumas de avestruz, era un espanto, si lo comparamos con la falta de complementos de Carla, que por no llevar no llevaba más joyas que su anillo de boda.

Viendo a la Bruni junto a la Reina Isabel, no pude por menos que acordarme de Grace de Mónaco y de Jacqueline Kennedy, a quién conocí personalmente cuando ya estaba casada con Aristóteles Onassis. Un encuentro que tuvo lugar en la casa que el presidente del Banco Mundial tenía en la urbanización Sotogrande, donde llegaron a los pocos días de haber contraído matrimonio. Ambas tenían un "don" especial; una gran personalidad, y armonía en su forma de vestir y de estar.

Nadie sabe cuanto tiempo durará la relación entre Carla y Zarkozy, porque a ambos les gustan demasiado los focos y estar en primera línea mediática. Pero pase lo que pase, Carla ha logrado lo más difícil: avivar con su presencia en Londres, el mito de la añorada Diana, de la llorada Grace y de la altiva Jacqueline. Todo un record para alguien que viene del mundo del espectáculo y las pasarelas.

Rosa Villacastín.

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