MADRID 7 Mar. (OTR/PRESS) -
Hace unos días, en un coloquio sobre "Mujeres periodistas en España", celebrado en la Facultad de Ciencias de la Comunicación, de la Universidad Complutense de Madrid, un joven me preguntó si no era discriminatorio que siguiéramos celebrando el Día de la Mujer Trabajadora. Le dije que no, que aunque se han conseguido muchas cosas, muchísimas, todavía queda mucho camino por andar.
Y le puse como ejemplo, las feroces críticas que le han hecho y le siguen haciendo a Olga Viza, por la forma en que moderó el último debate entre Zapatero y Rajoy. Críticas que no se le hicieron a Campo Vidal. ¿Por qué? Porque es más fácil dar leña a la mona que al mono. Prueba de ello es que mientras en el primer debate todos estuvieron de acuerdo en que había que dar un margen mayor de libertad a los moderadores y protagonistas, en el segundo a quién se intenta desprestigiar es al mensajero, a Olga Viza. No sólo han cuestionado su profesionalidad, también que luciera un moreno playero que contrastaba mucho con la palidez de Zapatero y Rajoy. Y por si faltaba alguien en el coro de los que hablan por hablar, aparece en escena el peluquero de Rajoy. Dice Tono Sanmartín, entre otras muchas lindezas, que Olga había mostrado en cámara los papeles que Rajoy iba tirando al suelo, cosa que no hizo con Zapatero. La ignorancia es muy osada, y este señor debería saber y si no lo sabe que alguien se lo explique, que es el regidor y no el presentador, el que da las ordenas a los cámaras para que recojan tal o cual detalle. En este caso todo estaba consensuado entre los dos partidos.
En fin, como este podría poner mil ejemplos que demuestran que en España, el machismo sigue impregnando nuestra vida cotidiana, es algo que llevamos pegado a la piel, tanto hombres como mujeres. Lo vivimos a diario, cuando se produce un nuevo asesinato por violencia de género. La mayoría mira hacía otra parte, como si esto nunca les fuera a pasar a ellos. En la última legislatura se han aprobado leyes importantes contra el terrorismo doméstico, pero hace falta más colaboración ciudadana para aislar y neutralizar a los violentos, a los asesinos. Sabemos que la medida más eficaz es la educación, en la escuela y en la propia casa, pero de esta no recogeremos los frutos hasta dentro de muchos años, y el problema lo tenemos encima, justo ahí al lado. También es violencia la que practican esos padres que no permiten que se reprenda a sus hijos, que se ponen de su parte cuando los profesores les intenta decir que el camino elegido por su hijo no es el correcto.
Estoy convencida de que merece la pena seguir celebrando el Día de la Mujer Trabajadora, porque son muchos los retos que tenemos pendientes, y porque es algo que les debemos a aquellas que perdieron la vida para conseguir que nosotras, el domingo podamos ir a votar sin que nadie nos lo impida.
Rosa Villacastín.