Actualizado 02/02/2007 01:00

Rosa Villacastín.- Las "cruzadas" de Elena Salgado

MADRID 2 Feb. (OTR/PRESS) -

No sé si a la actual ministra de Sanidad Elena Salgado, le gusta provocar, esta aburrida por la falta de competencias en su departamento, o simplemente se ha propuesto emprender algunas cruzadas para redimirnos de todos nuestros pequeños o grandes vicios a golpe de polémicas leyes. Leyes que en algunos casos pueden estar justificadas, siempre y cuando dejen un resquicio a la libertad individual, y en otros, no tanto. De ahí que en algunos sectores, algunos mayoritarios, cada vez que abre la boca , se pongan a temblar porque la temen más que a un "nublao". Una vez que han comprobado en sus propias carnes que esta diminuta mujer es capaz de enfrentarse con mano de hierro y guantes de seda, no solo a los más poderosos de la economía, sino a sus propios compañeros de escaño, que ven con verdadero terror, cómo en plena campaña de las municipales, se saca de la manga un tema como el vinícola.

Quiénes la conocen están seguros de que una vez más la ministra sacará adelante su Ley antialcohol, cueste lo que cueste, y sin matices. ¿Por qué? Porque está claro que tiene alma de salvadora, y que como todos los que se creen en posesión de la verdad, no se puede permitir el lujo de la duda, ni siquiera de un sí pero... También los hay que piensan que su afán de protagonismo la lleva a meterse en charcos de los que quién más salpicado saldrá es el partido que la sustenta.

Quiero creer que las medidas que ha tomado en los tres años que lleva al frente del ministerio de Sanidad, han merecido la pena. Y que moriremos de viejos pero no de una borrachera, o de un cáncer de pulmón. Incluso que habremos ahorrado a la sanidad pública cientos de millones de euros y los que te rondaré morena. Pero olvida la ministra que la vejez, también es una enfermedad que cuesta mucho dinero al Estado. Lo están diciendo los investigadores: llegaremos a los ciento y pico de años pero no tendremos donde caernos muertos.

Ya sé que exagero pero prohibir el tabaco, las hamburguesas, el vino -sobre todo este último que tantos beneficios tiene para la salud según los más prestigiosos cardiólogos-, me parece cosa de locos. Yo le recomendaría que si quiere verdaderamente cambiar los hábitos alimenticios de los españoles, empiece por educar a los más pequeños, siempre en colaboración con sus colegas de Educación, Cultura y Agricultura, y entre todas que planifiquen un plan de choque para que se imparta en las escuelas, en los institutos, en los hogares, y cómo no, en los medios de comunicación -buenas campañas publicitarias que alerten a los padres de los peligros que el exceso de alcohol y comida basura puede tener para la salud de sus hijos-

Claro que es más fácil prohibir, pero no se trata de conseguir resultados en tiempo récord, sino una educación sólida, que nos enseñe a distinguir lo que está bien de lo que está mal, lo que debemos comer y lo que debemos beber, sin que dañe a nuestro organismo. Ese es el camino más largo, pero suele dar mejor cosecha, y si no que se lo pregunten a los bodegueros de nuestro país, aquellos que empezaron poniendo una cepa, y hoy son conocidos en el mundo entero por la calidad de sus vinos.

Rosa Villacastín.

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