MADRID 11 Abr. (OTR/PRESS) -
Ha llegado a mis manos un libro delicioso, optimista, capaz de arrancarme una sonrisa en medio de ese ambiente de desencanto en que vivimos, motivado por la crisis económica que se avecina y que amenaza con sumirnos en una depresión de la que nadie sabe como vamos a salir, si reforzados o no; si sabiendo que a los periodos de vacas flacas le sigue la de vacas gordas, o si más ignorantes y ambiciosos que nunca.
"El mundo amarillo" -de Albert Espinosa, actor y guionista, director de prestigio-, es fácil de leer, por el contenido, por las enseñanzas y por la letra -de mayor tamaño del acostumbrado-, pues hasta en eso ha pensado el autor y sus editores, sabiendo como deben saber que los posibles lectores pertenecen en su mayoría, a esa generación que ha cruzado la barrera de los cincuenta y que no ha perdido el regusto por la lectura y las buenas historias.
Juro que la atracción por el libro -que espero ustedes compartan conmigo- fue inmediata. Lo vi expuesto en la librería en la que acostumbro a comprar, y no pude por menos que echarle una ojeada, pagarlo y llevármelo a casa, con la sana intención de leerlo esa misma noche. No me defraudó, prueba de ello es que no me dormí hasta que lo terminé. El libro que tenía en mis manos era el mejor estímulo para quienes atraviesan momentos de turbulencias en sus vidas, por una enfermedad como el cáncer, porque la vida no siempre nos ofrece su lado más amable o placentero, o simplemente porque nos preocupamos en exceso de cosas que no tienen la menor importancia, ignorando otras en las que encontraríamos un trocito de felicidad, que es a fin de cuentas lo que todos buscamos.
Supongo que muchos de ustedes se acordarán de aquellas maravillosas películas como: "Planta 4ª", "Va a ser que nadie es perfecto", "Tu vida en 65'", basadas algunas de ellas en la experiencia de unos niños con cáncer, que pasaron su infancia y adolescencia, en la sala de un hospital.
Pues bien, uno de aquellos adolescentes al que le descubrieron un cáncer y al que tuvieron que amputar una pierna es Albert Espinosa, el autor de ese mundo amarillo del que tantas enseñanzas ha sacado y que sabe transmitir como poca gente lo hace. Gracias sin duda, a lo mucho que aprendió de los médicos que le trataron, de las enfermeras, de sus propios compañeros -algunos ya desaparecidos-, de su propia familia, pero sobre todo de esa fortaleza suya para encarar una enfermedad que produce miedo, pero que tanta gente supera, porque la ciencia avanza a pasos de gigante.
Dice Eloy Azorín, también actor, y amigo de Albert, que éste "habla de un mundo que esta al alcance de todos, que tiene el color del Sol. De un sitio donde los besos pueden durar diez minutos, y donde el miedo pierde su significado, donde la muerte no es eso que les pasa a los demás y la vida es lo más valioso".
Rosa Villacastín.