Actualizado 09/03/2008 01:00

Victoria Lafora.- Que dure

MADRID 9 Mar. (OTR/PRESS) -

Los partidos políticos lograron, todavía con el cuerpo presente de Isaías Carrasco en la capilla ardiente, firmar por primera vez en cuatro años un texto conjunto de condena contra ETA. Luego hubo sus rifirrafes, pero vamos a quedarnos con el dato principal.

Hoy, que los ciudadanos están mostrando con su voto su convicción democrática y su rechazo al terrorismo, exigen también que esta legislatura que comienza mañana mismo, gobierne quien gobierne, haya unidad frente a ETA.

Estamos hartos de que se utilice el terrorismo en la lucha partidista. Solo se podrá vencer a los asesinos desde la unidad de los demócratas. Este país, que ha dado demasiadas lecciones de civismo, saliendo a la calle a protestar por demasiados atentados, ha pedido unidad a los partidos hasta quedarse ronco. Ya es hora de que se le haga caso.

ETA debe ser arrinconada socialmente, no debe formar parte de la batalla política, no debe marcar la agenda de los demócratas, ni ocupar las primeras páginas de los periódicos. Cuando sus comunicados pasen a ser irrelevantes, cuando no se conviertan en el tema reiterado de las preguntas parlamentarias de la oposición en el Congreso, miércoles tras miércoles, cuando sus chantajes no se usen para desgastar al Gobierno de turno, habrán perdido una batalla mediática y quien sabe si el principio de la guerra.

Por lo tanto la unidad es imprescindible. Pero no la unidad de un día. No la unidad ante un vil asesinato o ante una pobre familia destrozada. La unidad por convicción democrática o, si me apuran, por estrategia política.

En cuanto a los rifirrafes que se produjeron tras la firma del documento de condena que selló la unidad (mañana lunes se podrá comprobar en las concentraciones si la unidad no fue una quimera) los protagonizó el dirigente popular Ignacio Astarloa.

A Ignacio Astarloa hay que entenderle. Vasco, brillante jurista, fue letrado mayor del Parlamento Vasco con el PNV, de ahí paso al Congreso de los Diputados con el mismo cargo. Se afilió al PP y siendo Ángel Acebes Ministro de Interior lo nombró Secretario de Estado de Seguridad.

Lo que ocurrió aquel once de marzo de 2004 en Madrid todos ustedes lo conocen. Astarloa fue uno de los que insistió en la autoría de ETA al día siguiente junto con su ministro, mientras la policía (según quedó probado en el juicio) les informaba de que todo llevaba a la pista del terrorismo islamista. Un atentado de esa envergadura marca una vida para siempre. E igual que se pasa de ser letrado a parlamentario se puede volver a ser letrado y recuperar sosiego y altura de miras.

Victoria Lafora

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