Actualizado 14/05/2008 02:00

Agustín Jiménez.- Cada uno con su pena

MADRID 14 May. (OTR/PRESS) -

Un personaje de Paul Theroux quitaba importancia a la cifra de afectados de un terremoto muy concurrido con el argumento de que en China solo había dos personas que contaran. No consta que a ningún prominente lo haya arrastrado el desastre de Birmania ni el reciente temblequeteo del país olímpico. Los veinte o treinta mil birmanos, los doce mil chinos que nadie volverá a ver, son un simple problema de intendencia. Ya eran invisibles, incluso para su propia gente, antes de morir. Habrá que ver si la ONU aún sirve para algo y consigue llevar ayuda a los supervivientes, tan discretos ellos. Habrá que ver si Pekín alcanza a disimular los daños para que no apaguen el brillo de la antorcha olímpica (un invento de los nazis, por otra parte).

Con todo, los periódicos europeos, púlpitos laicos de la mala conciencia, tratan en primera página esos enojosos incidentes atmosféricos. Pero basta consultar la edición electrónica de "Haaretz", un excelente y liberal diario israelí, para comprobar que los forasteros tienen otras preocupaciones. En plena celebración de sus sesenta años de apogeo, en el muro de las lamentaciones sólo lloran hoy la "Shoa" particular de una pobre mujer alcanzada por un cohete palestino.

Ni una línea, pues, conmemora la mala suerte de cuarenta mil individuos amarillos de la otra parte del mundo, que tendrían sobre los palestinos la ventaja de la lejanía. Las noticias de verdad son otras: Obama dice que el estado de Israel está justificado; diez líderes mundiales se alojarán en el mismo hotel durante las celebraciones; lo de Gaza no es técnicamente una ocupación; el entrenador del Chelsea, que peregrinó a Auschwitz el día en que el equipo se clasificó para Moscú, podría ganar la Champions.

En España, pese a Zapatero, las circunstancias son mejores sin dejar de ser, a nuestra medida, dolorosas. Así, por ejemplo, la nación entera observa con angustia cómo en la asociación del PP los antiguos directivos afilan el cuchillo para cobrarse los beneficios que se les niegan. Es lógico: se les conocía por sus intereses, no por sus ideas. La crisis, sin embargo, les está dando altura intelectual. El 2 de mayo, el líder digital, y probablemente provisional, de la asociación, a quien nunca se le atribuyeron veleidades, publicó una tercera en ABC -correspondiendo a su liderazgo de tercera-, en que nos deleitaba con la noticia de que el PP guarda la herencia de los liberales de Cádiz. Aquí al menos, se acabaron las penas.

Agustín Jiménez

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