MADRID 19 Feb. (OTR/PRESS) -
Es cierto que el centro derecha -o sea el PP- ha manejado en esta legislatura, y hasta poco antes de la precampaña electoral, una estrategia no positiva que el PSOE, lógicamente, se empeña en llamar catastrofista y obstruccionista. Es cierto que el discurso ahora ha cambiado un poco y mientras el PP ha escogido mirar al futuro, en Ferraz parecen más partidarios de insistir en el miedo "a que viene la derecha" y sacar -que pena- a González y a Guerra como los alegres chicos de ZP, los graciosos anticuados para resaltar así la figura de estadista y el talante serio de candidato.
Pero objetivamente la legislatura ha sido lo que ha sido digan lo que digan unos y otros. Y si hubiera que hacer un resumen de los puntos más importantes, la cuestión quedaría, desde mi punto de vista así:
IRAK.- La salida de las tropas españolas de esa guerra era del todo necesaria pero se pudo hacer con mayor dignidad y sin ofender a nadie.
TERRORISMO.- ¿Qué más da ya quién rompió el pacto? El caso es que se rompió y si bien es cierto que hubo muchísimas preguntas sobre el tema, demasiadas, por parte del PP al Gobierno, es falso que esas preguntas se dirigieran a cuestionar la lucha antiterrorista del ejecutivo sino a todo lo contrario: a la no lucha, al llamado proceso de paz con el que el PP, legítimamente, no estaba de acuerdo aunque muchos sí lo aprobáramos al principio.
ESPAÑA ROTA.- Fue un concepto desacertado del PP pero cierto aunque el propio PP no haya sabido sacar rédito y se le haya vuelto contra él. España no sólo se rompe con un frente del Ebro o unos cuantos seres pintorescos que utilizan una ley electoral impresentable ya para chantajear al gobierno de turno. España se quiebra cuando se quiebra la caja única, cuando los modelos de sanidad y educación son radicalmente distintos en las distintas comunidades, cuando la reforma de un estatuto supone la hipoteca durante no sé cuantos años de los recursos de todos, cuando la descentralización, que es buena y necesaria, se convierte en caótica y cuesta mucho más que el sistema centralizado. Nunca se hizo del todo bien y con ZP se ha empeorado. Lo que tampoco vale es que el PP proteste en unas autonomías lo que luego firma en otras.
AVANCES SOCIALES.- Vamos por parte en las cuatro acciones fundamentales: Sobre la subida de pensiones y salario mínimo, nada que decir salvo que tal y como estaba la economía era lo que se tenía que hacer y aun queda muchísimo por acercarnos a unas cifras dignas. La ley de paridad impuesta, no le gusta ni a las mujeres y resulta inaceptable por mucha sentencia que haya. Los matrimonios gays no dejan de ser una anécdota positiva y el PP se desgastó en algo inútil y puntual. La conocida como Ley de Dependencia está siendo un éxito en los expositores pero no la compra nadie porque no hay dinero. Es así y se puede demostrar: como Ley, muy buena; como realidad a corto y medio plazo, un desastre.
ECONOMIA.- Pues como siempre: bien cuando iba bien y mal cuando ha empezado a ir mal. No se le puede culpar al Gobierno de todo, pero si de maquillar algunas cifras y pretender que el ciudadano no vea la crisis real que existe y que no va a acabar en un par de meses. Esta política de ocultación es siempre mala porque al final suele haber dos elementos que deja las cosas claras con un tirón de orejas: un informe de Bruselas o una cajera del hiper.
Tal vez sea este apresurado ejercicio de reflexión el que nos deberíamos hacer todos antes de entregar pasionalmente el voto a unos o a otros. Quedan fuera muchas cosas como la educación -con esa absurda batalla del PP contra la "Educación para la ciudadanía"-, la política exterior más bien desastrosa, la inmigración, la seguridad etc. Lo bueno de la democracia no es ser fiel a un partido ni dejar de serlo, se trata de pensar al margen de los mítines, las promesas interesadas y las descalificaciones y reafirmase o cambiar el voto. Así de fácil, aunque no sólo es eso.
Andrés Aberasturi.