Publicado 16/10/2013 12:00

Carlos Carnicero.- A propósito de la obsesión identitaria.

MADRID 16 Oct. (OTR/PRESS) -

Escribo desde Bangkok. Tailandia es la puerta de Asia y un enclave que sabe de identidad. Nunca fue colonizada. Una excepción en un hemisferio en el que Europa ocupó, incautó y domino. Tuvieron muchas habilidades para gobernar. Hicieron concesiones a británicos y franceses, que controlaban Indochina y Birmania, pero siempre gozaron de independencia. Su cultura milenaria y su idioma están protegidos por ellos mismos. Bueno, tienen las mismas amenazas que no se atreve a denunciar Artur Más. La ocupación cultural de Hollywood y ahora de China. Pero no he sentido ni asfixia ni xenofobia. Ni temor. El mayor patrimonio de Tailandia es su hospitalidad y su forma de tratar al visitante. No tienen complejos y no los ejercen con quien se acerca a ellos.

Leo la prensa española y siento más agobio que el cotidiano. El mundo ya no cabe en la palma de la mano. Asia es un gigante que hace tiempo ha despertado. Siento incapacidad para distinguir a los asiáticos de cada país, a pesar de que sus rasgos étnicos son muy diferentes. En Bangkok proliferan los turistas chinos, coreanos y japoneses. Apenas se ven europeos. Asia es autosuficiente y pronto será mucho más invasiva.

Leo la última encíclica de Artur Mas y su recopilación de agravios cansinos. Observo como ERC se frota las manos. No hay muchos casos en la ciencia política de un partido que trabaje con tanta eficacia para otro. Ahora CiU es prisionera de ERC, No lo tiene fácil el president para recuperar el control que perdió con su órdago en las elecciones anteriores. Demasiadas voces le hacen evidente su desvarió.

Me pregunto por viejos conceptos arcaicos. Patria suele ser el refugio de los mediocres que invocan el amor por ella para sacar un beneficio del que rendirán tributo los ciudadanos, muchas veces con su sangre. No importan las patrias sino las personas. En este mundo globalizado se hace imprescindible entender la identidad múltiple como una cebolla: en el epicentro está la familia y luego se van superponiendo capas. Quien quiera dejar esa cebollar reducida a la mínima expresión corre el peligro de la epidemia del patio de vecinos. Si se ejerce el derecho de autodeterminación cada manzana de casas puede separarse de la del al lado, porque seguro que se pueden encontrar diferencias para hacerlas sustantivas.

Me aburre el patriotismo que no tiene en cuenta a las personas y las sustituye por territorios. Me quedo con la imagen de Bangkok y de Tailandia. Quiero que me penetre para sentir estas patrias como propias.

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