MADRID 25 Abr. (OTR/PRESS) -
Como lo del PP tiene mucho de culebrón complicado -de esos que si pierdes un capítulo pierdes el hilo y que se siempre se saldan o bien con el triunfo del amor imposible, o bien con charcos de sangre-, conviene ir poniendo la mirada en otros lares. Si importante es lo que ocurra con el principal partido de la Oposición, mucho más lo es la situación económica, el secuestro de un pesquero español y el desasosiego que genera, o debería generar, que en la localidad guipuzcoana de Mondragón no sea posible el éxito de una moción de censura contra la alcaldesa de ANV, incapaz, como se sabia desde hace mucho tiempo, de condenar el asesinato de Isaías Carrasco.
Lo más inmediato, sin duda, es resolver el secuestro del pesquero español. El PP, en su nueva estrategia, ha optado por la postura más inteligente y razonable: el asunto no es fácil y el Gobierno necesita un tiempo. El Ejecutivo ha creado un gabinete de crisis, que como siempre que hay un problema serio está presidido por María Teresa Fernández de la Vega, siempre dispuesta a cubrir huecos.
De la situación económica nos enteramos más por los medios de comunicación que por el propio Gobierno, que, antes de lo previsto, se ha visto en la necesidad de informar que en nada de tiempo el superávit se ha visto reducido a la mitad y si el Gobierno cumple con los famosos 400 euros se entra en el límite del superávit para entrar en el déficit. Si esto es así, el margen de maniobra del Ejecutivo se reduce de manera considerable. Desde el sector inmobiliario se avisa de que los parados pueden aumentar en 500.000 el actual número de parados. La situación, más allá de las grandes cifras, afecta ya a miles de familias españolas, muchas de las cuales antes de las elecciones creyeron, con absoluta buena fe, que quien alertaba de la situación en la que ya estamos eran unos antipatriotas.
Pero, y el Presidente ¿donde está? Ha estado lamiendo la miel del triunfo y compartiendo fotos para que visualice la paridad entre hombres y mujeres, ha estado, por así decirlo, en la parte más lúdica de la política. ¿Y ahora? De la misma manera que en el PP son muchos los que echan en falta una labor de oposición "con más discurso y con más presencia", son también muchos los grupos de Oposición y muchos socialistas los que comienzan a echar en falta al Presidente, que algo tiene, tendría, que decir ante el secuestro del pesquero español y la situación económica. La curación de cualquier enfermedad tiene efectos secundarios, obliga a `pasar mas de un mal rato y el médico no solo pone el tratamiento, sino que avisa de los malestares venideros. Y lo hace el médico, no el sustituto.
Los acontecimientos deberían llevar al Presidente a una mayor presencia. A una presencia efectiva y dispuesto a dar malas noticias; es decir, a poner el tratamiento que causa malestares pero que al final compensan porque la enfermedad se cura. A nuestro presidente, ni se le ve ni se le oye, ni en la cuestión del agua, ni en el secuestro del pesquero y, ni mucho menos, en la situación económica. ¿Dónde está el Presidente?. "Pues, en Moncloa", contestan. A una se le ocurre como respuesta que ¡solo faltaba!
Charo Zarzalejos.