Actualizado 23/04/2007 02:00

Consuelo Sánchez-Vicente.- Cuando la justicia es una lotería

MADRID 23 Abr. (OTR/PRESS) -

Nadie está en mejores condiciones que el juez predeterminado por la ley para dictar una sentencia justa, pero casos como el de las dos niñas de Canarias invitan a pensar que la Justicia en España es una lotería y que si te toca el juez o la jueza "equivocados", Waterloo. Se nos llena la boca diciendo que nuestro sistema de Justicia es el que mejor garantiza la independencia judicial y los derechos del justiciable, y que el propio sistema prevé los controles necesarios para resarcir a la víctima de los fallos que puedan producirse. En teoría es verdad. Pero, casos como este vienen a demostrar que, en la práctica, el Poder Judicial adolece de un exceso de corporativismo y que hace falta un calvario de recursos para expulsar del cuerpo judicial a los jueces y juezas manifiestamente incapacitados para impartir Justicia

En Valladolid hemos tenido estos días otro ejemplo sonado. Es verdad que algunas mujeres denuncian falsos malos tratos para obtener ilegítimamente ventajas en los procesos de divorcio, en ocasiones por consejo de sus propios abogados. No sé si es el caso de la protagonista de esta segunda historia ya que sacar de mentira verdad no es la tarea del periodista si no la del juez, que es el único que tiene todos los datos. Pero, que a estas alturas de la lucha contra la violencia de género todavía haya un juez ¡especializado en violencia de género! que desacredite la denuncia de una presunta maltratada porque le resulta "sorprendente" que una mujer con estudios superiores aguante durante años una situación así sin denunciarlo, denota una ignorancia tan supina sobre el particular que lo sorprendente es que alguien así haya llegado a ser juez de violencia de género, y peor aún: que aún siga en el cargo

En el caso de la niñas canarias todavía es peor porque, al tratarse de menores de edad, su indefensión es mayor y su necesidad de protección es un mandato constitucional directo ante el que cualquier otra consideración debe ceder. Incluido el "derecho de visita" del padre y presunto abusador. Si hay pruebas de que la madre las está utilizando como ariete contra el padre, habría que protegerlas también de la madre. Pero, ¿no es un sinsentido que, por castigar a la madre, la jueza "condene" a las niñas a vivir con alguien hacia quien sienten verdadero pánico y a quien todos hemos visto en la tele intentando meterlas en un coche a pura fuerza bruta por mucho que sea su padre? ¿Puede una jueza así, con un sentido de la Justicia tan desnortado, seguir siendo jueza de nada, ni de menores ni de adultos un minuto más? Nuestra Justicia es "demasiado garantista", sí, pero para los malos jueces.

Consuelo Sánchez-Vicente

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