MADRID 5 Feb. (OTR/PRESS) -
La 'Noche de los Goya' ha devenido en metáfora de la política del momento. 'La Soledad', la película de Rosales triunfadora de la noche,... no está en la cartelera. La Academia del Cine va por un lado y los espectadores por otro, pero a los académicos no les afecta porque muchos de ellos viven de las subvenciones. Algo similar ha venido ocurriendo a lo largo de la legislatura con un Gobierno que ha impulsado medidas sin apenas respaldo popular -el "Estatut" de Cataluña; los contactos con la ETA pese a los dos últimos asesinatos de la banda; el acento tercermundista de la política exterior-. Zapatero, ya se sabe, va a su bola y no deja que la realidad le arruine sus ocurrencias.
Tampoco la oposición se libra de este tipo de actuaciones ingrávidas. Hasta hace dos meses, hasta que la crisis económica no ha empezado a enseñar los dientes, el PP -con Zaplana y Acebes en vanguardia- nos han estado dando la brasa con un discurso negacionista de las evidencias del 11; un discurso pensado para intentar justificar algunos de los errores del último Gobierno Aznar.
El episodio Gallardón sería una prueba más de esa desconexión entre las alturas y la calle. Y, ¡qué decir de los nacionalistas catalanes, cuya desconexión con los intereses de los ciudadanos quedó patente en la bajísima participación en el referéndum del "Estatut". O, en el caso de los vascos, la indiferencia con la que han acogido el anuncio de la consulta independentista que Ibarretxe quiere plantear en octubre.
Unos y otros viven de decir que se ocupan de los problemas reales de la gente, pero sus hechos les delatan. Si los espectadores -no los académicos que, como los políticos, viven del erario- hubieran podido votar la noche del domingo, el "Goya" a la mejor película habría sido para 'El Orfanato'; de hecho, es la que más gente ha llevado a los cines y por eso sigue en las carteleras. No ha sido así: los académicos van por un lado y los espectadores por otro. Ya digo, igual que nuestros políticos.
Fermín Bocos.