Publicado 26/03/2021 08:01

Fernando Jáuregui.- Jorge, una manera ética de entender el periodismo

MADRID 26 Mar. (OTR/PRESS) -

La noticia de que Jorge Martínez Reverte se nos había muerto no por temida desde hacía algún tiempo fue para muchos menos dolorosa. Velé armas periodísticas muchas veces con él y sus libros hacían que me corroyese una no sé si del todo sana envidia: tanto los históricos sobre la Guerra Civil, materia en la que se había convertido en un gran experto, como sus deliciosas novelas de Gálvez, eran un monumento al buen hacer, una llamada a un conveniente escepticismo a la hora de afrontar la vida y un ejercicio, sobre todo en la parte novelística, de ese sentido del humor que nunca abandonó a Jorge, ni en los peores momentos, que últimamente fueron muchos.

"Yo ya estoy muerto", me dijo, la última vez que acudí a visitarle, tras el maldito ictus. Le dije que de ninguna manera: solo se muere cuando el cerebro ya no constata que tú eres tú, y a Jorge la lucidez no le falló jamás. Ni su vocación por un periodismo implacablemente independiente, sin medias tintas. Hasta el último momento mantuvo su colaboración en El País; casi siempre me veía forzado a estar de acuerdo con él. Quizá nuestras opiniones en política diferían en cosas puntales, pero creo que nunca en lo sustancial. Jamás se dejó llevar por los tópicos al uso ni dejó de comprometerse con una opción progresista de las ideas, pero hasta ahí: creo que nadie logró nunca hacerle comulgar con ruedas de molino ni con acatamientos de esos que practican los que siempre aplauden o abuchean al toque de algún silbato.

En tiempos nos reímos mucho juntos. Era imposible no reír cuando él contaba las historias, cualquier historia. Gálvez era él. Lo que nos estamos perdiendo con su pérdida...

fjauregui@educa2020.es

Contenido patrocinado

Foto del autor

Charo Zarzalejos

Cuando la realidad atropella

Foto del autor

Fernando Jáuregui

Por qué esta Constitución ya no nos sirve (del todo)

Foto del autor

Luis Del Val

Uñas pintadas como obligación

Foto del autor

Julia Navarro

El perdón