Publicado 04/02/2021 08:02

Francisco Muro de Íscar.- Cataluña: deciden los ciudadanos

MADRID, 4 Feb. (OTR/PRESS) -

En unos días, los catalanes volverán a las urnas para decidir si quieren seguir como hasta ahora, en una crisis que dura más de diez años y que les ha apartado del liderazgo en inversión, innovación y modernidad, si prefieren salir de España y de la Unión Europea o si vuelven al seny, al sentido común, a la solidaridad, a remar juntos en una gran nación que necesita a todos sus miembros para salir de esta terrible crisis.

De momento, en esta rara campaña electoral, en Cataluña no se habla tanto del preocupante deterioro de su economía y de endeudamiento perverso, de la mala gestión de sus gobernantes en la pandemia, de un plan riguroso de atención a sus empresarios, especialmente a los del comercio, el turismo y la hostelería, de las razones por las que más de 4.000 empresas se han marchado de Cataluña o de una vacunación frustrante que nos debería llevar a otra realidad donde se pueda trabajar y crear riqueza para todos.

De lo que se habla -y el Gobierno de Sánchez e Iglesias ha vuelto a comprometerse- es de resucitar la Mesa de Diálogo sin condiciones, de otro referéndum, de desobediencia civil, de volver a la Declaración Unilateral de Independencia, de amnistía -prohibida por la Constitución- para los políticos presos por intentar un golpe de estado, de vetar en Cataluña a las empresas del IBEX y de la obsesión por el choque "con Madrid". "Lo volveremos a hacer". Ellos lo tienen claro.

La deslealtad institucional sigue viva en muchos de los partidos que concurren a las elecciones catalanas, pero hay otros, constitucionalistas, que aceptarían saltarse las normas no tanto para solucionar el problema catalán -que algo hay que hacer con inteligencia, consenso e imaginación- sino para seguir gobernando en Madrid y, si es posible, en Cataluña y luego en el País Vasco. Si hay que tragar sapos, se tragan. Cada uno elige los compañeros de viaje que quiere, pero también carga con las consecuencias. De momento están todos contra todos. Todos, con razón, desconfían de todos* al menos hasta que se sepan los resultados. EL CIS da la victoria a Illa, su homónimo catalán a ERC y muchos creen que ganará el Junts de Puigdemont.

Si los independentistas pueden, no duden que acabarán unidos frente a Madrid y dejando a Sánchez e Illa en el más absoluto de los ridículos. Y si Illa puede formar parte de un Gobierno con ERC, prepárense a lo que van a ser las cesiones al independentismo "moderado". ¿Un Gobierno que depende de ERC en Madrid, puede negarse a algo en Cataluña si ganan sus aliados? Es probable que Cataluña no alcance nunca la independencia, pero además de profundizar en su propio hundimiento, acabará desestabilizando a España.

De hecho, lleva diez años tratando como enemigo al Estado que le sostiene ante su evidente y permanente deterioro y, más recientemente, ha explotado y puesto de manifiesto las debilidades del Estado y del Gobierno.

Si se mantiene la mayoría independentista, crecerán todavía más los problemas. Pero los responsables no serán solo los políticos que nos han traído hasta aquí -Pujol, Más, Puigdemont, Torra, Zapatero, Rajoy, Aznar, Sánchez, Iglesias-, sino los empresarios y los ciudadanos catalanes -muchos de ellos en un silencio culpable durante demasiados años- que tienen en sus manos el presente y el futuro de Cataluña. Es posible que estas elecciones no solucionen nada y haya que volver a otra convocatoria con un debate aún más envilecido que ahora. Cataluña está cerca de pasar de la falta de liquidez y el deterioro de su economía a la insolvencia. Solo sus ciudadanos pueden cambiar el pronóstico o ratificarse en la ilusión independentista. Ellos verán.

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