Publicado 07/03/2019 08:02

Francisco Muro de Iscar.- En modo electoral

MADRID, 7 Mar. (OTR/PRESS) -

El, todavía, presidente Sánchez, en modo electoral desde que asumió el Gobierno con la moción de censura, busca burlar la legitimidad, no sé si la legalidad, mediante decretos leyes para hacer la campaña electoral a costa de los contribuyentes e hipotecando al futuro Gobierno.

Mientras se habla de que el Gobierno, en modo electoral, puede hacer una convocatoria de 30.000 empleos públicos antes de las elecciones -aunque las oposiciones no se celebrarían antes de 2020 o 2021, es decir cuando haya, posiblemente otro Gobierno- la única realidad es que los datos de empleo de enero y febrero son los peores de los últimos seis años. Y no es porque haya una crisis económica, sino porque el Gobierno ha tomado medidas demagógicas no consensuadas con los agentes sociales, como la subida del salario mínimo, desoyendo a los que anunciaban la caída del empleo. ¿Qué sector ha sido el más desfavorecido? Los que, según el Gobierno se pretendía favorecer: los jóvenes y las mujeres.

Cuando se habla de transparencia -Pedro Sánchez, en modo electoral, prometió, incluso, transmitir por streaming las reuniones con otros partidos y ser más transparente que nadie-, la realidad es que ni las reuniones con Podemos -para negociar desde los presupuestos hasta el mando en RTVE, su papel en Cataluña sus visitas a los políticos presos en las cárceles, o los pactos sociales- ni con los partidos independentistas -apoyo a los presupuestos a cambio de cesiones, de futuros indultos o de enviar a Europa a algún ministro "díscolo"- han tenido taquígrafos ni, mucho menos, luz. A oscuras y en secreto.

Lo mismo se puede decir de la educación, con el intento de cambiar las leyes sin mayoría suficiente, de la subida de impuestos, de la reforma de la reforma laboral y de otras muchas cosas. Lo va a intentar hasta el último día. Y eso sin hablar de la instrumentalización marketiniana del cadáver de Franco, de la memoria histórica, de los acuerdos con la Iglesia, de los ataques al sector automovilístico, de los permisos de paternidad, de la reforma de los alquileres y de otras muchas banderas puramente electoralistas, así como de la laminación de candidatos electorales "molestos". Incluso ha despreciado a los líderes que hicieron grande y fuerte al PSOE en estas cuatro últimas décadas.

Sin duda Sánchez sabía lo que hacía cuando presentó la moción de censura -el poder es la mejor arma electoral- y también lo sabe ahora cuando ha convocado elecciones y no quiere dejar de utilizar en su beneficio los instrumentos del poder, desde el BOE hasta el Tesoro Público. Si vuelve a gobernar, trabajo adelantado. Y si pierde, el que venga se encontrará con la hipoteca sin pagar. ¿"Dopaje técnico" instrumentalización o abuso de poder? En la oposición, Sánchez sería hoy un cadáver político. El poder le da, incluso, la posibilidad de ser el más votado. Algo habría que hacer para evitar que con 84 diputados y sin los apoyos necesarios, cualquiera utilice el poder en su beneficio.